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Los paisas definitivamente solo tiran para su catabre. Los mueven, primordialmente, sus intereses regionales, los que, sin vacilación alguna, suelen colocar por encima de los intereses nacionales.

Hay múltiples pruebas de esta conducta ventajista de los paisas, una de las cuales acaba de desnudar con claros argumentos el exministro y exsenador cartagenero Rodolfo Segovia Salas, en un artículo que EL HERALDO le destacó en la edición del domingo pasado.

Segovia se refiere a las llamadas ‘Autopistas de la Montaña’, obras cuyo sesgo provincial pone en evidencia. Estas vías, dice él, tienen la peculiaridad de comenzar y terminar en Antioquia, “salvo una colita en Caldas y Risaralda”. Son, señala, “la antítesis de la transversal Buenaventura-Bogotá-Puerto Carreño”, que cruza al país de occidente a oriente y que sí tuvo en cuenta el interés nacional, pues es una carretera que va desde el puerto valluno, en el Pacífico, hasta el Vichada, en la frontera con Venezuela. Pero, como dice Segovia, estas autopistas antioqueñas “no son algún desliz conceptual. Detrás de ellas hay una larga maduración regional, cuyo sesgo provincial se acentuó con Presidente y Ministro de Transporte antioqueños durante ocho años. Primó la estrategia del enrosque”. Es decir, la estrategia de asegurar lo que solo conviene a Antioquia.

Recordemos que hace años decidieron poner a pagar al país el Metro de Medellín, y todas las regiones lo aceptamos. ¿Será la magia culebrera en la que los paisas son verdaderos artistas?

Medellín-El Tigre es una de las autopistas con la cual están buscando abrirse al Mar Caribe en la zona de Urabá, donde proyectan un puerto que, según Segovia, solo tendría calado muy lejos aguas adentro. Cuestiona también el dirigente costeño el trazado Caucasia-Puerto Berrío, que han justificado con el argumento de que por esta vía empalman con la Ruta del Sol para encontrar el Oriente y el Caribe. Esto, afirma tajantemente Segovia, es falso. “Al Caribe cercano se llega por el cañón del río Cauca, que es la vía más corta y con menores pendientes. En vez de este trazado óptimo, rechazado por costos sin que los estudios lo demuestren, se va a licitar una engañosa opción”.

Desde luego, hay toda una intencionalidad detrás de estos trazados viales y en el proyecto de puerto que solo favorece a la economía paisa. Estas infraestructuras, sin duda, potenciarían los esfuerzos organizados y sistemáticos que Antioquia viene haciendo para impulsar el desarrollo en las subregiones en que han dividido el departamento. Con base en esta división, ellos han priorizado la orientación de la inversión pública. Tales subregiones son: Bajo Cauca, Magdalena Medio, Nordeste, Norte, Occidente, Oriente, Suroeste, Urabá y Valle del Aburrá. Cada una de estas subregiones se han especializado en determinados productos. Así, por ejemplo, Urabá, en caucho; Nordeste, Occidente y Oriente, en caña de azúcar, y el Valle del Aburrá, que es una subregión más urbanizada, se ha focalizado en lo forestal.

Segovia, de manera puntual, ha pedido a la flamante Agencia Nacional de Infraestructura que revise el costo-beneficio de estas autopistas que han sido presentadas como Autopistas de la Prosperidad. Pues si aspiran a hacerlo tienen que ser en verdad proyectos al servicio del país y no exclusivamente de Antioquia. ¿Qué dicen los gobernadores y alcaldes del Caribe colombiano? ¿Dónde están nuestros congresistas?, ¿van a pasar de agache frente a este engendro paisa o van a seguir pensando en puestos?