'El problema de Santa Marta no es la falta de acueducto: el verdadero problema es que cuando los carrotanques reparten el agua no tenemos dónde almacenarla'. Esta macondiana declaración es de Lácides Tovar, un habitante del centro de la ciudad, quien una vez a la semana debe sacar todos los recipientes de la casa para que los vehículos de Metroagua –empresa operadora del servicio de acueducto y alcantarillado de la ciudad– los llene y así poder tener el preciado líquido para su uso y consumo.
Que el problema de Santa Marta no sea la falta de un acueducto, sino de ollas y vasijas para almacenar el agua que reparten los carrotanques cada ocho días o más, demuestra no sólo el nivel de resignación y frustración al que han llegado los samarios por cuenta de la falta del servicio del agua potable, sino la gravedad de la situación de los habitantes de la que fuera la última morada del Libertador, Simón Bolívar.
Pero no todos los samarios tienen la paciencia y la resignación de Tovar. En más de una ocasión los habitantes de más de 30 barrios de la capital del Magdalena han salido a las calles a protestar por la pésima atención de la empresa encargada de prestar el servicio de acueducto y alcantarillado en Santa Marta. Las revueltas populares han estado a punto de terminar en tragedias. La última crisis llegó al ministro de Vivienda, Luis Felipe Henao, a ordenar la construcción de un acueducto que ponga fin al suplicio que viven quienes residen en la que fue considerada hace unas décadas la 'Perla de América' o la 'Bahía más bella del mundo'. El Gobierno Nacional aspira a que mediante la figura de la Asociación Pública Privada (APP) se solucione -¡por fin!- el grave problema de la falta de agua potable en la ciudad.
En realidad el pésimo servicio de acueducto y alcantarillado es tan solo uno de los graves problemas que afronta Santa Marta y que deberá ser solucionado por el sucesor del alcalde Carlos Caicedo, a partir del próximo primero de enero. Pese a las buenas intenciones de Caicedo por desenredar la 'telaraña mafiosa' que buena parte de la clase política de la ciudad tejió, junto con funcionarios corruptos, lo cierto es que Santa Marta quedó maniatada por cuenta de decenas de concesiones que dejaron en manos de particulares el recaudo y la administración de los recursos públicos.
En los últimos cuatro años la ciudad ha dejado de recibir cerca de 370 mil millones de pesos, que –bien invertidos- habrían servido mucho para solucionar la crisis de servicios públicos que vive la ciudad. Hoy están concesionados, entre otros: alumbrado público, recaudos y tributos, aseo, semaforización, amueblamiento urbano, mantenimiento de la malla vial y manejo del mercado público. Buena parte de dichas concesiones están a punto de expirar luego de veinte años de haber sido administradas por particulares, quienes –como ocurrió con Metroagua- han sabido ordeñar muy bien esa vaca lechera, hasta el punto de que todos los ajustes al contrato original han sido para beneficiar a la empresa y nunca a quienes deberían beneficiarse de su servicio, como ocurrió con la reducción de los costos operacionales y la disminución del porcentaje que recibe la ciudad por el pago de la recaudación. En otras palabras: el futuro alcalde de Santa Marta entregará las nuevas concesiones y podrá disponer de recursos frescos para invertir en obras. Punto. El sucesor de Caicedo tendrá, pues, vaquita lechera nueva para ordeñar.
La apuesta electoral de Santa Marta y el Magdalena es hoy por hoy entre la continuidad a las administraciones actuales o la ruptura total con las mismas. En el caso de la Alcaldía, el candidato continuista es Rafael Martínez, exsecretario de Gobierno de Caicedo, quien –sin ningún pudor y con la complacencia del actual alcalde- adelanta la campaña ofreciendo el mismo menú que sirve la actual administración: 'Los samarios saben que represento las ideas y las obras de Caicedo', dice Martínez, quien tiene la ciudad inundada con avisos, vallas y pasacalles. El abuso mediático y publicitario por parte de Martínez ha sido denunciado por sus rivales más cercanos, Aristides Herrera y Rubén Jiménez. El primero es un exconcejal de la ciudad y el segundo es un joven y exitoso empresario, avalado por el Partido Conservador, quien decidió confrontar a la administración y ofrecerle otra alternativa a los samarios.
El panorama por la Gobernación también ofrece la misma disyuntiva: continuidad o ruptura. La primera está en cabeza de la candidata de Cambio Radical, Rosa Cotes, tía del gobernador Luis Miguel Cotes Habeych, exgestora social del departamento y quien fungió hasta hace algún tiempo como 'Primera Dama del Departamento'. La candidata es hermana de Luis Miguel Cotes Vives y de Álvaro Cotes Vives (papá del Gobernador), conocidos como 'Los conejos'. Es, además, esposa de José Francisco 'Chico' Zúñiga, exalcalde de Santa Marta, quien fue condenado por parapolítica. Su escogencia -así como en su momento ocurrió con su sobrino, a quien incluso el liberalismo le negó el aval y debió inscribirse por firmas- ha sido objeto de controversias.
La ruptura con la actual administración la ofrece el excongresista y exmagistrado del Consejo Nacional Electoral, Joaquín José 'Jota' Vives, avalado por el Partido Liberal, quien llegó con mucha fuerza a competirle a la candidata del Mello Cotes, Rosa Cotes Vives, curiosamente prima hermana de Jota Vives. Los dos son sobrinos de Nacho Vives, ex senador y figura connotada del liberalismo en Santa Marta, la Región Caribe y el país. Y son, además, primos hermanos de Carlos Vives, el emblemático artista samario, quien guarda prudente silencio sobre las aspiraciones de sus parientes cercanos. La llegada de Jota Vives a la contienda electoral le dio altura y bríos a una campaña en la que Rosa lucía inderrotable. El tercer aspirante a la Gobernación es el ex diputado Jorge Luis López del Centro Democrático.
En el fondo lo que hay en el Magdalena –en materia de aspirantes a la Gobernación- no es sólo un enfrentamiento familiar entre primos, sino un avance de lo que podría ser la contienda presidencial de 2018, entre el jefe natural de Cambio Radical, el vicepresidente Germán Vargas Lleras, y el Partido Liberal, que en el pasado hizo de este departamento uno de sus fortines electorales. ¿Quién es quién entre los candidatos? ¿A quiénes representan? ¿Quiénes mueven los hilos del poder de las candidaturas?
Rosa Cotes, la heredera del Mello
Dicen en Santa Marta que Luis Miguel 'El Mello' Cotes está tan seguro de su triunfo con su tía Rosa, que no le importó romper cobijas con quienes habían sido sus aliados políticos cuando llegó a la Gobernación en 2012, entre ellos los ex congresistas Luis Eduardo Vives y Jorge Caballero. En esta oportunidad creó una poderosa alianza con Cambio Radical, cuyas cabezas visibles son Germán Vargas Lleras a nivel nacional y Alex Char en la Región Caribe. Rosa puntea en las encuestas, aunque ahora empezó a registrar de forma notable Jota Vives. El voto en blanco también es significativo y está por encima del 20 por ciento. El enfrentamiento del Mello con quienes le dieron su respaldo en 2012 –cuando el liberalismo se lo negó– se habría dado porque el número de comensales de la torta estaba creciendo demasiado y las porciones amenazaban con ser muy pequeñas. Punto. Esa fue la verdadera causa de la ruptura que ya no muestra tan inderrotable a Rosa Cotes Vives. Y aunque las responsabilidades en el Derecho Penal son de carácter individual, lo cierto es que la sombra de su esposo –José Francisco 'Chico' Zúñiga– condenado por parapolítica, es un fantasma que ronda su campaña a la Gobernación.
Jota Vives, ¿derrotará a su prima Rosa?
A diferencia de Rosa Cotes, cuyas asesores se encargaron de 'negarle' el apellido para mostrarla sólo como 'Rosa', el ex representante a la Cámara y exmagistrado del Consejo Nacional Electoral, Joaquín José 'Jota' Vives, vive no solo muy orgulloso de su apellido, sino de su militancia dentro del liberalismo, donde goza del afecto y el aprecio de César Gaviria y Horacio Serpa, entre otros. Jota es un duro crítico de su prima, 'no en lo personal', pero sí en la forma cómo quienes están detrás de ella hacen política. Punto. 'El fin del Estado no es la caridad, sino brindar justicia social. Los derechos no se mendigan', dice Vives, quien es un fuerte crítico del gobernador Cotes. El tema que más cuestiona es el Plan de Agua Potable, que tiene un rezago de cuatro años y cuyos recursos –según Vives– habrían sido destinados para financiar obras, como la llamada Vía de la Prosperidad. 'Rosa es la heredera de ese modelo de administración y ya es hora de que los recursos del departamento se administren de manera seria y responsable', dice Vives.
Rafael Martínez, ¿Carlos Caicedo II?
Durante buena parte de su mandato, el alcalde Carlos Caicedo se enfrentó al Concejo Municipal. Y eso fue bueno y malo. Bueno porque buena parte de los samarios le reconocen haber tenido los pantalones para no ceder ante las presiones –y hasta chantajes– de los concejales. Pero resultó mal negocio porque sólo hasta el final de su mandato pudo contar con el visto bueno para poder disponer de los recursos para la realización de obras. El choque de poderes le costó a la ciudad una parálisis de varios años. El heredero político de Caicedo es su exsecretario Rafael Martínez, quien hace ostentación de esa condición, hasta el punto de que sus competidores señalan a familiares de Caicedo y a funcionarios de su administración de participar en política a favor de Martínez. Aunque puntea en las encuestas, otros candidatos, entre ellos Rubén Jiménez y Aristides Herrera, comienzan a subir y consolidarse en las encuestas.
¿Y dónde está la oposición?
Uno de los candidatos que ha logrado posicionarse en las últimas semanas a la alcaldía de Santa Marta es el joven empresario de la construcción Rubén Jiménez, quien viene del sector privado y se ha caracterizado por ser crítico de la administración. Aunque se trata de la postulación más reciente su nombre comienza a posicionarse en las encuestas, luego del de Rafael Martínez y Aristides Herrera. La propuesta de Jiménez –avalado por el Partido Conservador– de realizar un referendo derogatorio del contrato de Metroagua –la empresa de servicios públicos más cuestionada de Santa Marta– ha tenido muy buena acogida entre los habitantes de la ciudad. El exconcejal Herrera, por su parte, lidera el movimiento 'Otra Santa Marta es Posible' y se postuló mediante la recolección de firmas. También aspiran a la Alcaldía el médico Humberto Caiaffa, del partido de La U, y Ricardo Diazgranados.
Magdalena, terreno fértil para delitos electorales
La Misión de Observación Electoral (MOE) desarrolla una intensa labor para denunciar las malas prácticas electorales en el Magdalena, que son muchas y muy frecuentes. Van desde el trasteo de votos, el clientelismo y la adulteración de documentos. Según la directora de la MOE en el departamento, Giovanna Simancas, es mucho lo que hay que hacer en materia de pedagogía y cultura política para poder darle una mayor transparencia a la contienda electoral. En algunos municipios del sur del departamento –e incluso en varios sectores deprimidos de Santa Marta– son frecuentes prácticas perversas y antidemocráticas, como la tristemente célebre 'compra y venta del voto', lo que no solo termina adulterando los resultados finales, sino perpetuando a la clase política corrupta en los organismos de elección popular.