'Si en el Concejo de Bogotá quedó un embolador, ahora que no quede yo'; '¿Por qué un locutor y periodista no puede ser concejal? Yo también quiero ayudar'. Con estas dos premisas, Pedro Cárdenas Guerrero, conocido como el Negro Ray o Bollo e’ Yuca, bailarín de salsa y humorista; y Hugo Luis Urruchurto, curtido hombre de medios, defienden sus candidaturas al Concejo de Barranquilla.
Estos personajes del mundo del entretenimiento local son apenas dos de los 191 aspirantes que buscan ocupar las 21 curules de esta corporación pública durante el periodo 2016-2019. Aunque no cuentan con la maquinaria y experiencia de los 16 concejales que aspiran a ser reelegidos, y de los que estuvieron en otras vigencias y aspiran a sentarse en una de las sillas del cabildo.
Pese a que para las elecciones del próximo 25 de octubre se inscribieron 37 candidatos menos con respecto a los comicios de 2011, no deja de sorprender la gran cantidad de personas que se lanzan al Concejo de Barranquilla. Al filo de las 6 p.m. de ese domingo, habrá 170 ‘ahogados’ como se dice popularmente, es decir, el 89 por ciento de los inscritos.
Asombrosamente en los municipios del Área Metropolitana el fenómeno es mayor. En Soledad, que tiene apenas la mitad de habitantes de Barranquilla, hay 230 inscritos para 19 curules en el Concejo, 11 más que en Cali y 8 menos que Medellín, ciudades principales que la cuadruplican en población.
En Malambo se inscribieron tres aspirantes más que en la capital del Atlántico, cifra que no deja de llamar la atención si se tiene en cuenta el número de habitantes: 121.281.
¿Por qué tantos al Concejo?
Para el ciudadano Aquiles González, mecánico en una multinacional, 'hay personas que se lanzan buscando ver cómo sacar provecho para sus propios intereses, a ver qué pescan'. En cambio, para los candidatos nuevos, sus aspiraciones tienen que ver con mostrar una nueva cara en medio de la política tradicional. 'Deberían regular ese aspecto, incluso para que la elección sea más fácil para nosotros', recalca Aquiles.
El politólogo José Penso Arcieri explica que tanta ‘demanda’ para pocas curules en el Concejo tiene que ver con los mismos partidos políticos 'que tienen que llenar y fortalecer sus listas buscando el umbral o una votación significativa. Por otro lado, también es una necesidad de los líderes que quieren contarse, para mostrar su fuerza o pensando a futuro'.
Uno de los candidatos que repite campaña en Barranquilla es José Francisco Trocha Gómez, del partido Cambio Radical, quien mañana cumplirá apenas dos meses en el Concejo, ya que entró en reemplazo de Aissar Castro por pérdida de investidura.
Trocha —que hace cuatro años sacó 3.175 votos— afirma que busca seguir en el Concejo porque tiene una propuesta de 'presupuesto participativo, para que la gente tenga posibilidad de participar en la elaboración y construcción del presupuesto, porque al fin y al cabo el ciudadano es que quien sabe las deficiencias de su entorno, los ejes temáticos para mejor su calidad de vida'.
Álvaro Ashton, director departamental del partido Liberal, indica que cualquier persona puede aspirar al Concejo si así lo desea. Pero, para que una colectividad le dé el aval debe cumplir con unos requisitos.
'Ser militante de un partido, mayor de edad, no tener condenas y paz y salvo de Contraloría, Fiscalía y Procuraduría, que certifiquen que no tienen investigaciones. No importa que no tenga carrera o experiencia política', dice Ahston.
Los candidatos famosos
El partido Movimiento Alternativo Indígena y Social (MAIS) —conocido también como el de la mazorca—, buscaba una persona famosa y reconocida para lanzarla al Concejo. Y el escogido fue Bollo e’ yuca.
'Me vinieron buscando a la casa. Hablaron con un amigo, Iván Vargas, le preguntaron que dónde podían conseguir un muchacho que sea famoso, reconocido en Barranquilla. Cuando me dijeron, yo seguí la corriente pero no creí. La tercera vez que vinieron ya les creí. Me metí a esto para ayudar a los artistas de la calle, nos tienen ‘abiertos’, no hay recursos para nosotros', dice este artista, que hace campaña con las uñas, montándose en los buses y repartiendo tarjetas después de sus shows de baile en los estaderos.
A Hugo Luis Urruchurto lo apoyan dos partidos: Cambio Radical —que le dio el aval— y el MIRA. Sus motivaciones para incursionar en el complicado mundo político son ayudar a la comunidad más necesitada, barrios populares donde es querido y conocido, y 'reivindicar el nombre de mi papá, Claudio Urruchurto y Torregrosa'.
'Las nuevas generaciones no saben que mi papá fue cuatro veces concejal y que sacó la más alta votación de la historia. Que invadió terrenos y después legalizó los predios y así nacieron barrios como Sourdís. Nueva Colombia, La Sierrita, parte de El Bosque. No saben eso y dicen que Urruchurto es un viejito loco que anda con saco y corbata por ahí, y no saben todo lo que mi papá hizo por esta ciudad. Él se viste de colores para llamar la atención, por estrategia y no por otra cosa. Yo lo que quiero es honrar su nombre, además de trabajar por el deporte, los ancianos y la juventud de la ciudad', dice Hugo Luis, periodista deportivo, locutor de Olímpica Stereo y últimamente actor (participó en la telenovela de Diomedes Díaz y en la película inspirada en Kaleth Morales).
Para el politólogo Penso Arcieri, la estrategia de los partidos de lanzar a personajes populares y reconocidos es para 'visibilizar la imagen del partido y en muchos casos quedan porque esos candidatos representan el sentimiento antipolítico de los electores, que están cansados de los mismos candidatos de siempre'.
Los concejales no tienen salario, les pagan honorarios por sesiones, dependiendo de la categoría de la ciudad o municipio (ver infografía). En Barranquilla, por ejemplo, por ser ‘especial’, se pagan hasta 150 sesiones ordinarias y 40 extraordinarias anualmente. Es decir, que si se hacen las 190, un concejal podría recibir $77.979.800 al año.
'El que se lance a la política por plata debe retirarse, aquí hay que llegar con ánimo de servirle al pueblo', coinciden Urruchurto y Bollo e’ yuca.