Compartir:

Mientras el proceso de paz con las Farc centra toda la atención del Gobierno Nacional, hasta el punto de que parece ser el único asunto que en verdad interesa al Presidente de la República y a sus ministros, que se la pasan todo el día hablando de sus bondades, el país nacional, como lo llamaría Jorge Eliécer Gaitán, padece el embate de múltiples problemas que –por desgracia– no están en el radar de quienes deberían adoptar medidas urgentes para solucionarlos. Y en la Región Caribe, en particular, hay una buena cantidad de alarmas encendidas. Veamos:

Las dos principales obras de infraestructura de la Región en su historia reciente –la Vía de la Prosperidad y la recuperación de la navegabilidad del Río Magdalena– atraviesan su peor momento, hasta el punto de que ninguna de las dos tiene despejado su futuro. De la primera de ellas dijo el presidente Juan Manuel Santos que 'dividiría en dos la historia de la Costa' y de la segunda afirmó que 'haría realidad el sueño de Bolívar'. De hecho, ambas fueron banderas electorales cuando aspiró a la Presidencia para un segundo mandato.

La improvisación en algunos casos y el apresuramiento en otros, así como la falta de planificación –y hasta la corrupción– tienen en vilo tanto la Vía de la Prosperidad como la recuperación de la navegabilidad del Río Magdalena. Hoy se sabe con certeza que la primera de ellas debe ser modificada y rediseñada para poder salvarla, pues en la actualidad se trata de 'una obra de alto riesgo de incumplimiento', según informó el Departamento Nacional de Planeación (DNP).

Y en lo que tiene que ver con el contrato de recuperación de navegabilidad del Río Magdalena, firmado con bombos y platillos en agosto de 2014, con la presencia del presidente Santos y del vicepresidente, Germán Vargas Lleras, así como de buena parte del gabinete ministerial, hoy la caducidad del contrato –que es el peor escenario– empieza a ser considerada como una realidad, ante el incumplimiento de Navelena, el contratista a quien se le adjudicó la obra, cuyo costo asciende a unos 2.5 billones de pesos.

La corrupción y el orden público son otras dos alarmas encendidas en la Región Caribe. La primera campea con absoluta impunidad a lo largo y ancho de todos los departamentos. El llamado 'cartel de la hemofilia', por ejemplo, que desangró las arcas de la salud en Córdoba con enfermos inventados y empresas de papel, tiene tentáculos en casi todas las capitales de la Región.

Mientras el exfiscal Eduardo Montealegre hacía política de la mano del Gobierno y el procurador Alejandro Ordóñez hace campaña por la Presidencia de la República, de forma cínica y abusiva, los verdaderos enfermos de la Región Caribe se mueren en las puertas de los hospitales o deben esperar hasta seis meses para ser atendidos. La Contraloría General de la República, parece ser –por ahora– la única interesada en develar la telaraña mafiosa de la salud en la Región Caribe.

Y en cuanto al orden público, en el Cesar volvió el secuestro de ganaderos –la peor plaga que azotó al departamento en los 80 y 90– cuando cientos de ellos debieron abandonar sus fincas ante el riesgo de ser retenidos o asesinados por los grupos guerrilleros o por los paramilitares. El secuestro de Luis Eduardo Zarate, quien posteriormente fue liberado por la presión del Ejército y de la Policía, es un campanazo de lo que espera a los ganaderos si las autoridades no redoblan las medidas de seguridad.

Hasta las incursiones guerrilleras –otro fantasma que había sido desterrado– volvió al Cesar, pues un grupo de milicianos del ELN atentaron contra varios policías en Pelaya, ocasionándole la muerte a uno de ellos.

Y la quinta alarma encendida es una verdadera tragedia humanitaria, que crece cada día ante la indolencia del Gobierno Nacional: la muerte de niños Wayuu por inanición y física hambre. El Presidente Santos condena los actos de terror en todo el mundo, mientras en sus narices cientos de niños Wayuu mueren por desnutrición. Se trata –sin duda– de la peor tragedia humanitaria de Colombia en toda su historia. La propia comunidad Wayuu sostiene que en los últimos años han fenecido en La Guajira unos 5.000 niños, sin que nadie se apiade de su suerte.

Vía de la Prosperidad: Ni vía, ni prosperidad

Durante la campaña por su reelección no hubo un solo acto en el que el entonces candidato Juan Manuel Santos no dijera que la Vía de la Prosperidad sería la redención de la Región Caribe, en especial de los departamentos del Magdalena y el Atlántico. Hoy la obra está en un limbo, hasta el punto de que el vicepresidente, Germán Vargas Lleras, debió llamar a rendir cuentas a la gobernadora del Magdalena, Rosa Cotes, al Invías y a los contratistas, para que expliquen porque la Vía de la Prosperidad, es un sueño que podría terminar en pesadilla. El avance físico de la obra es apenas del 32 por ciento, según Planeación Nacional. Y lo peor: nadie sabe cuánto puede costar terminar los 52.6 kilómetros que fueron proyectados inicialmente. Las partes se achacan responsabilidades entre ellas y ninguna asume las propias. Así las cosas, la que era considerada la obra que serviría para 'aconductar' al Río Magdalena, que generaría desarrollo y progreso para buena parte de la Región Caribe, estaría a punto de naufragar. Ojalá no termine como las promesas de las cumbiamberas, que se apagan como las velas cuando las azota el viento.

Navegabilidad del río Magdalena: ¿esa platica se perdió?

'Esta obra revolucionará la economía de Colombia. Ya no hay marcha atrás. Ya el contrato está firmado. Ya será realidad el sueño de Bolívar', dijo Juan Manuel Santos, exultante y jubiloso, como nunca antes, el día que firmó el contrato de recuperación de la navegabilidad del río Magdalena en Agosto de 2014. Pues bien: pese a que el contrato con Navelena se firmó y se anunció con bombos y platillos, la verdad es que el peor escenario –la caducidad del contrato por 2.5 billones de pesos- está hoy sobre la mesa. El plazo para que la empresa cumpliera con el requisito del cierre financiero ya venció, Odebrecht, su principal socio, se retiró del negocio y está dispuesto a ceder su parte. Cormagdalena saca comunicados para explicar lo inexplicable. Aunque sí hay una explicación: ¡el contrato nunca debió permitir que Odebrecht fuera socio del negocio, como tantas veces se advirtió! Los antecedentes de su presidente, el brasileño Marcelo Odebrecht, condenado a 19 años de cárcel por corrupción, debió alertar a quienes corrieron presurosos a firmar el contrato. ¿Por qué lo hicieron? Sólo ellos lo saben. Que la justicia investigue.

Corrupción: un ‘cáncer’ generalizado

El robo de la salud en Córdoba, denunciado por la Contraloría General de la República, supera los 44 mil millones de pesos. Esa plata debía destinarse para atender a los más pobres del departamento pero terminó en los bolsillos de funcionarios corruptos, quienes se valieron de 'enfermos fantasmas con hemofilia' y de IPS de papel para saquear las arcas de la salud en Córdoba. Pero lo mismo habría pasado en otros departamentos de la Región Caribe, que también están siendo investigados, como Bolívar y Sucre. 'El cartel de la hemofilia es apenas un botón de muestra. En Córdoba no se entrega un contrato por menos del 20 por ciento. Si tú los pagas te lo dan, si no los pagas te lo niegan', me dijo un excontratista del departamento que se aburrió de ser 'descabezado' por no estar dispuesto a pagar a funcionarios corruptos. En La Guajira, el gobernador encargado, Jorge Enrique Vélez, está 'aterrado' con todo lo que encontró en las cuentas del departamento, algunas inactivas pero con miles de millones depositados en ellas. A este panorama desolador se suman un exfiscal politiquero que no cumplió con sus funciones y un procurador general que abusa de su cargo para hacer campaña presidencial. Ojalá el nuevo Fiscal General, Néstor Humberto Martínez, actúe con prontitud para eliminar el 'cáncer de la corrupción' que tiene postrados a los departamentos de la Región Caribe.

Orden público: ¿vuelve la pesadilla de secuestros?

A Luis Eduardo Zárate lo sacaron de su finca en Codazzi, varios hombres armados que dijeron ser del ELN. El ganadero fue llevado a las montañas, pero la reacción del Ejército y la Policía lograron que sus captores lo dejaran en libertad ante la presión ejercida. Pero hoy en el Cesar, Sucre y Córdoba los ganaderos están aterrorizados ante la posibilidad de ser otra vez –como en los 80 y los 90– víctimas de grupos ilegales, sea guerrilla o bandas criminales. 'Ahora extorsionan y secuestran, pero uno no sabe sin son ellos o lo hacen a nombre de ellos', me dijo un ganadero de Valledupar, preocupado por la situación de orden público. 'En el propio Valledupar extorsionan y amenazan, lo que pasa es que pocos denuncian por miedo', aseguró, bajo absoluta reserva de su identidad. ¿Qué piensa hacer el Gobierno? ¿Quién protege a los comerciantes y ganaderos, ante la arremetida de los 'disidentes' de las Farc, o ante la ofensiva de bandas criminales, o del ELN, que empiecen a actuar una vez esa guerrilla firme la paz en La Habana?

La tragedia humanitaria de los niños wayuu

Voceros de las comunidades Wayúu –que tienen información de primera mano y que llevan varios años denunciando los hechos- dicen que en La Guajira, entre 2008 y 2015, han muerto por desnutrición más de 5.000 niños. Se trata de una tragedia humanitaria sin antecedentes en la historia del país. Una vergüenza para cualquier Gobierno. La omisión del Estado ante la gravedad de los hechos es criminal. El Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) es el principal responsable de la desgracia que enluta a cientos de familias Wayúu. Punto. No hay justificación para tantas muertes de niños inocentes. No se trata de un tema cultural. ¿Qué cultura permite que los niños se mueran de hambre? ¡Por Dios, hasta cuándo tanta indolencia y cinismo! ¡Ya está bueno de anuncios y 'tomas' por parte de burócratas que viajan desde Bogotá a tomarse fotos con niños Wayúu moribundos, mientras posan con caras afligidas! ¡Dejen tanto show y hagan algo por evitar tantas muertes inocentes!