'Ven, que no podemos comenzar sin la muerte', le dice Yane a Jaime, antes de que el sonsonete de las tamboras y llamadores impregnen con ritmo de garabato el campamento. Es lunes y son las 7 de la noche, a esta hora ya los guerrilleros del Bloque Caribe o Martín Caballero de las Farc han terminado sus labores del día.
La oscuridad que reina en el lugar, una zona rural conocida como La Y de las Marimondas, a cinco kilómetros de Conejo (La Guajira) es desafiada por un pequeño foco de luz blanca que ilumina tenuemente una improvisada cancha de fútbol. Allí los guerrilleros se ordenan en parejas y empiezan a ensayar su coreografía.