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El problema sobre el acceso a la propiedad de la tierra es considerado el elemento clave para entender el conflicto armado colombiano. No solo ha sido la causa histórica de las hostilidades, sino también el motor detrás de la violencia que ha dejado millones de víctimas a su paso en el país.

Al abrirse el escenario para terminar el conflicto interno, no resulta sorpresivo que el acceso a la tierra haya sido el primer punto acordado en las negociaciones de La Habana. Sin embargo, la consecución de este propósito, así como de los demás aspectos de la reforma rural que plantea el punto inicial del Acuerdo de Paz, hacen necesario que antes se generen debates sobre qué papel tendrá la propiedad como herramienta para responder a las necesidades de la sociedad colombiana en un contexto de justicia transicional.

En este marco se realizó el evento ‘El debate sobre la propiedad en el proceso de transición hacia la paz: Desafíos de la propiedad en el marco de la justicia transicional en Colombia’ (Property in Transition for Peace, en inglés), el cual que fue realizado en conjunto por la Universidad del Norte, la Universidad del Rosario y la Universidad Cornell.

La conferencia reunió expertos de estas tres universidades, así como de instituciones reconocidas a nivel mundial como Kent University, la Universidad Diego Portales, Florida International University y IIT Chicago-Kent, quienes ofrecieron a los asistentes distintos enfoques desde la teoría de la propiedad, con la finalidad de encontrar soluciones innovadoras a los retos que supone la disputa de tierras en la consolidación de la paz en nuestro país.

El evento tuvo lugar los días 17 y 18 de mayo, en Bogotá y culminó en Barranquilla el 19 del mismo mes, en el auditorio de la Universidad del Norte.

El problema de la formalización y adjudicación

Sergio Latorre, profesor de Derecho de Uninorte y organizador de la conferencia, sostuvo que los distintos paneles y conversatorios estuvieron encaminados a ampliar la estrecha concepción de lo que significa actualmente la propiedad en Colombia, donde persiste una tensión histórica entre la propiedad privada, como es concebida en el Código Civil, y una serie de reformas rurales que han llevado a la implementación del principio de la función social de la propiedad.

Uno de los debates centrales de las jornadas giró en torno a la formalización de la tierra y a planes como registros catastrales de tierra rural que buscan hacer el proceso de titulación y registro más accesible a familias de escasos recursos.

Aunque quienes apoyan la formalización y titulación rural resaltan su importancia en el proceso de creación de capital y de desarrollo rural, Latorre señala, basado en sus propios estudios, que esta ha traído un impacto negativo a las familias más pobres. 'La formalización no da respuestas a la parcelación de la tierra entre familiares, lo cual ocurre en la mayoría de los entornos rurales cuando la tierra es poseída formalmente, y tampoco provee remedios para evitar la venta masiva de tierra de familias cuando se convierten en dueños legales'.

Según Latorre, la formalización, incluso, ha agravado la concentración de tierra en ciertas regiones del país. Hecho que se repite en otros procesos como la adjudicación de baldíos.

Helena Alviar, profesora de Derecho de la Universidad de Los Andes, afirmó que la adjudicación de terrenos baldíos de propiedad del estado, a pesar de ser la herramienta por excelencia de acceso a la tierra para campesinos que no la poseen, se ha caracterizado 'por ser un conjunto de decisiones políticas y judiciales que en muchas oportunidades han beneficiado a unos pocos y han afectado a muchos'.

Asimismo, la docente denunció cómo este tópico ha desplazado en el debate otros temas importantes como la redistribución de tierras, lo cual se puede constatar en el texto de la reforma rural en el Acuerdo de La Habana.

'La palabra redistribución escasamente aparece y en su lugar aparece ‘democratización’, haciendo énfasis solo en el acceso y no en el acaparamiento. Este cambio de enfoque muestra la falta de radicalidad del acuerdo agrario, que se comprueba, entre otras cosas, por el cambio de tono de las Farc', dijo Alviar. 'Inicialmente, la meta del acuerdo para ellos era, en palabras de Iván Márquez, ‘la desconcentración, redistribución de la propiedad sobre la tierra mediante la erradicación del latifundio improductivo, inadecuadamente utilizado y ocioso’'.

El papel de la comunidad

'Es necesario repensar la propiedad. No podemos seguir interpretando el derecho de la propiedad como la relación entre un individuo y una cosa, sin tener en cuenta que la propiedad se caracteriza también por un conjunto de interacciones'.

Esta reflexión de Helena Alviar marcó otro de los temas abordados en la jornada: la propiedad como herramienta para reconstituir los tejidos de la comunidad, ante la violencia, la desigualdad y la explotación de sus recursos.

Nicolás Perrone, profesor argentino de la facultad de derecho de Durham University, explica que hay mucho que se puede hacer desde la teoría de la propiedad para brindarle una voz a comunidades que se sienten deterioradas o explotadas.

'El derecho a veces no ayuda a que las comunidades sean más fuertes, sino lo contrario. En el caso del derecho de inversiones, los estados les dan representación a inversores extranjeros, y en los casos de Colombia, con la palma, el petróleo o la minería, afectan mucho a las comunidades, que es la última en enterarse. La teoría de la propiedad puede dar una voz para decir cómo quieren usar sus recursos y entender que en esta relación la comunidad tiene un rol importante', puntualizó.

En términos generales, el evento ‘Property in Transition’ fue un ejercicio que cuestionó la idea de que la propiedad consiste en un dueño individual. Para los académicos que participaron a lo largo de los tres días de conferencias la propiedad es inherentemente relacional, pues los individuos se encuentran inmersos en un contexto cultural y son constituidos socialmente en naturaleza.

Con esto se buscó producir contraargumentos a los valores inherentes de la propiedad que la conciben como un mecanismo de orden y estabilidad. Por el contrario, situaron la propiedad como institución dinámica que privilegia el papel de las costumbres locales, las condiciones sociopolíticas y ambientales, y las preocupaciones públicas.

El debate sobre tierra en Colombia no pierde vigencia. Es importante seguir planteando discusiones, desde diferentes perspectivas, sobre el tema de la tierra que ha sido uno de los detonantes históricos del conflicto en Colombia. La coyuntura actual de implementación del Acuerdo Final de Paz implica que se busque nutrirlo con los aportes de otros sectores sociales como la Academia y que esté abierto a la opinión pública.

La dignidad expropiada

Las teorías de la propiedad se acomodan a las instancias de transición. Un concepto con esta característica es la llamada propiedad transformativa, en la que un objeto puede tener dos dueños: uno injustamente despojado y el dueño actual y legal. 'Como los dos son dueños legítimos, debemos reconocerlos a ambos. Esto, en sí, transforma la forma como pensamos la propiedad', explica Bernadette Atahuene, profesora de la Escuela de Derecho de ITT Chicago-Kent.

Otro de los conceptos que propone Atahuene en este contexto, es el de ‘dignidad expropiada’, que se aplicó en el marco de la justicia transicional en Sudáfrica. 'Cuando tomo algo tuyo, lo justo es devolver esa cosa física; pero en otras instancias, eso parte de una estrategia de deshumanización e infantilización y el devolver lo material no es suficiente, porque he tomado no solo tu propiedad. Lo justo es realizar una reparación material, pero con un proceso más amplio y profundo, que permita recobrar tu humanidad y dignidad'.