Desde la creación de las Naciones Unidas, considerada como la máxima autoridad en el ámbito internacional y uno de los principales agentes multilaterales, se ha fijado dentro de sus objetivos principales el mantenimiento de la paz y la seguridad internacional, lo cual le ha permitido servir como intermediario en la gestión de los conflictos internos e internacionales.
Por tanto, esta ha sido una plataforma natural para que los Estados miembros sirvan de mediadores en los procesos de paz que se han llevado a cabo en diferentes Estados. De allí la importancia de las Naciones Unidas como verificador de la implementación y puesta en marcha de los acuerdos de paz en Colombia, ya que permite garantizar un verdadero entorno de postconflicto.
Por lo anterior, en un conflicto como el colombiano con más de cincuenta años de presencia en la región suramericana, la comunidad internacional ha estado presente desde las primeras negociaciones gestadas durante el gobierno de Andrés Pastrana hasta las actuales lideradas por el presidente Juan Manuel Santos; las cuales han dado como resultado la firma del acuerdo de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc).
Cabe destacar el papel de la Unión Europea en este proceso, quien se mantiene como el principal aportante en materia de apoyo a la construcción de paz en Colombia a través de los laboratorios de Paz en la época del gobierno de Pastrana y nuevos territorios de Paz. Por su parte, Estados Unidos también ha brindado una contribución especial a este proceso desde la configuración del Plan Colombia y la sustitución de cultivos ilícitos, así como en la generación de factores productivos para comunidades vulnerables a través del Programa 'Paz Colombia'.
Así las cosas, se pueden identificar tres etapas o momentos claves de la incorporación de la Comunidad Internacional en el proceso de paz en Colombia. (i) En la instancia previa al inicio del proceso de paz; (ii) Durante el proceso de la firma de los acuerdos de la Habana con las Farc; (iii) Frente a la implementación de los acuerdos de la Habana y el inicio de las negociaciones con el ELN.
En cuanto a los momentos previos al proceso de negociación del proceso de paz con las Farc, la mediación por parte de un grupo de países considerados como garantes fue catalogada como una fórmula de transparencia y apoyo al proceso, esto, unido a los efectos negativos surgidos en los países fronterizos a causa del denominado spill over, generaría la necesidad de plantearse la internacionalización de la resolución del conflicto armado colombiano. De esta manera, intervienen en la agenda Cuba y Noruega, como países donde se llevarían a cabo los encuentros y las negociaciones entre el gobierno y la guerrilla, con lo cual se alejaría el fantasma de lo ocurrido en la zona de distensión de San Vicente del Caguán; por su parte, Venezuela y Chile servirían como facilitadores del proceso.
Durante el proceso de paz, se evidenció una fuerte presencia de los países garantes y acompañantes (Venezuela y Chile) a través de la observación internacional y los buenos oficios, sobre todo en los momentos de mayor tensión entre las partes, en los que fueron necesarios crear nuevos canales de comunicación para que las partes no abandonaran la mesa de negociación.
Frente a la implementación de los acuerdos, el gobierno de Colombia está consciente de la necesidad del apoyo internacional para su financiación ya que, en términos de cooperación, Colombia es un país considerado emergente y de renta media, lo cual tiene como consecuencia directa la disminución de recursos financieros provenientes del extranjero, ya que los países cooperantes se enfocan más hacia Estados que tienen condiciones sociales, económicas y políticas con mayores brechas estructurales.
A pesar de lo anterior, la Unión Europea y de manera independiente Estados como España, Francia y China se han comprometido con el desembolso de recursos para el desarrollo económico y social, incluso con un plan de desminado de cara al fortalecimiento rural del territorio colombiano.
En el caso de la cooperación de Estados Unidos en Colombia, es importante reconocer el Programa de 'Un camino hacia la Paz' previsto para desarrollarse en un periodo de 2014-2018, el cual sirve de fundamento en la implementación de los acuerdos a través de cuatro objetivos de desarrollo enfocados en la presencia estatal, el medio ambiente, el desarrollo rural, y la justicia y reconciliación.
Por tanto, debemos tener en cuenta que la comunidad internacional no solamente es un donante económico sino un facilitador en el proceso de construcción de la paz en Colombia, especialmente sirviendo como un gestor en el mantenimiento de la misma así como en la implementación de políticas en materia de postconflicto, justicia transicional y participación e incorporación de la sociedad civil ante la nueva realidad nacional. El apoyo de la comunidad internacional como co-administrador de la paz estable y duradera en Colombia es fundamental para garantizar la implementación y sostenibilidad, por una parte, de los acuerdos de paz con las Farc y por otra, para facilitar las negociaciones con el ejército de liberación nacional (ELN), otro de los actores claves en el conflicto armado colombiano, de manera que estas lleguen a buen puerto.
Por Silvana Insignares Cera*