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Las encuestas presidenciales que publicaron varios medios de comunicación hace unas semanas cambiaron el ritmo de la contienda electoral. Los resultados reflejaron tanto una disparada en el apoyo popular a Gustavo Petro como un sostenimiento del respaldo al exgobernador antioqueño Sergio Fajardo. El recrudecimiento de los ataques contra el exalcalde de Bogotá, en especial por parte del exvicepresidente Germán Vargas Lleras y del senador uribista Iván Duque, ratifican la condición de cabeza de la carrera que hoy ostenta el líder de Colombia Humana.

Sin embargo, detrás de esos guarismos nacionales se esconden interesantes dinámicas regionales que esos sondeos ayudan a identificar. Un acercamiento no solo contribuye a entender las fuerzas y los atractivos locales de los distintos candidatos, sino también permite visualizar dónde las campañas necesitan concentrar sus esfuerzos. Como dijo un político estadounidense en los años ochentas: 'toda la política es local'.

La geografía de la era Santos

El último año de los dos mandatos de Juan Manuel Santos termina con un mapa político que refleja la división del país. Si se toman las dos últimas elecciones nacionales –la segunda vuelta presidencial de 2014 y el plebiscito de la paz en 2016–, la geografía de la era Santos está claramente marcada por la discusión sobre el proceso de paz con las Farc. Bogotá y las costas Caribe y Pacífica votaron mayoritariamente por la reelección santista mientras que Antioquia, el eje cafetero y la zona centro-oriental y sur-oriental constituyen la 'Nación Uribe'. Los dos Santanderes conforman una importante región 'columpio': se movieron del santismo a la oposición uribista en varias ocasiones.

No obstante, este pulso Santos-Uribe no se está reflejando en las recientes encuestas presidenciales. Mientras los bajos índices de favorabilidad de la Casa de Nariño han convertido cualquier muestra de continuidad en un pasivo de campaña, el bloque del No solo definirá su carta hasta el 11 de marzo y sufre el ataque frontal de Vargas Lleras por sus votos. Si bien muchos analistas le apuestan a una segunda vuelta que repita el enfrentamiento del plebiscito entre el Si y el No, los pocos datos regionales muestran que hoy en día la contienda es menos dual y más fragmentada.

La principal conclusión de las encuestas presidenciales de finales de enero es precisamente que la dicotomía Santos-Uribe –que ha marcado los últimos 6 años de la política nacional– no protagonizaría la segunda vuelta si las elecciones fueran hoy. Por supuesto es muy pronto para amarrarse a este pronóstico y las elecciones de Congreso del próximo 11 de marzo seguramente generarán un nuevo mapa político para el resto de la campaña. Mapa cuyos principales insumos son las dinámicas regionales.

Un país de regiones

La mayoría de las encuestas divide el territorio colombiano en cinco grandes regiones: las Costas Caribe y Pacífica, Bogotá, Antioquia y el eje cafetero, y la centro-oriental que cubre desde Norte de Santander hasta Huila y Caquetá. Cuánto más se aplica el 'zoom in' a una encuesta nacional, el tamaño de la muestra disminuye y sus márgenes de error aumentan. En otras palabras, la lectura debe concentrarse en el orden de los candidatos en las regiones más que en los porcentajes de sus apoyos. De hecho, cuando los aspirantes sacan porcentajes cercanos, se tendría que hablar de un empate técnico.

Para este análisis del Poliscopio se revisaron solo tres recientes encuestas: Invamer, La Gran Encuesta y El Tiempo-Guarumo. Varias conclusiones se derivan de sus resultados. La primera es que los crecimientos de Gustavo Petro y Sergio Fajardo son sólidos pero concentrados geográficamente. El exalcalde capitalino domina Bogotá –cuyo peso electoral es altísimo– y se fortalece en el Caribe. El exgobernador antioqueño también mantiene su caudal de opinión en Bogotá y obviamente en Antioquia. Los mandatos regionales de Petro y Fajardo son un impulso innegable en reconocimiento de los votantes y ahora en intención de voto.

La presencia nacional de Vargas Lleras de los últimos ocho años lo ayuda a llegar al tercer lugar en la mayoría de las regiones- con excepción del Caribe donde pelea la cabeza –pero aún no le alcanza para asegurar un puesto en la segunda vuelta–. No obstante, esos porcentajes sí reflejan el trabajo de construcción de redes políticas que la campaña vargasllerista ha desplegado en todo e el país. En el caso de Iván Duque, el senador uribista marca alto en Antioquia y en el Eje cafetero y se muestra competitivo en la Centro-oriental: el corazón de la 'Nación Uribe'. Aunque no llega al primer lugar de las preferencias, un resultado positivo en la consulta del No del 11 de marzo podría aumentar sus porcentajes de apoyo.

La carrera presidencial de 2018 está más abierta e impredecible que campañas anteriores. Hace cuatro años, por ejemplo, a esta altura de la contienda, no se visualizaba un triunfo del uribismo en la primera vuelta y, hace ocho años, la ola verde de Antanas Mockus apenas comenzaba a formarse. Aunque a nivel nacional las más recientes encuestas señalan una segunda vuelta Petro-Fajardo, sin precedentes en la política colombiana, un acercamiento regional refleja que Vargas Lleras y el uribismo –e incluso el Liberalismo y Martha Lucía Ramírez– tienen de dónde crecer apenas pasen las parlamentarias.

Trinos de papel

• Que facciones de Verdes y Polo prefieran a Gustavo Petro que a Sergio Fajardo no genera mayor sorpresa. Pero que lis dirigentes de esos partidos minimicen esa fragmentación en una campaña tan apretada sí me sorprendió.

• Respuestas de candidatos a carta de @JuanManSantos a su sucesor ratifica que aún quienes trabajaron para él son muy críticos y marcan distancias.