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Colombia es indudablemente un país de regiones. Con respecto a la cultura, la gastronomía, los acentos, la música e incluso las tendencias electorales somos diferentes. La Costa Caribe, en particular, ha venido protagonizando las más recientes jornadas electorales, en especial, las presidenciales. Particularmente, hace cuatro años, en la segunda vuelta entre Juan Manuel Santos y Óscar Iván Zuluaga, cuando el aporte caribeño a la reelección presidencial fue crucial. En 2018 el voto de esta región volverá a ser protagónico pero en un escenario muy diferente. 

Las maquinarias políticas de todo el territorio nacional fueron vitales en la recuperación del presidente Santos entre la primera y la segunda vuelta de 2014. No obstante, las caribeñas, lideradas por los hoy caídos en desgracia ‘Noño’ Elías y Musa Besaile, fueron las más abiertas y eficientes. Tras altísimas tasas de abstención en la primera vuelta, los caribeños salieron a las urnas con un entusiasmo digno de la mermelada santista: la votación total subió en aproximadamente un millón de votos. En el Atlántico, departamento furiosamente gobiernista, los votos llegaron a un impresionante 70%.  

La Costa Caribe se pintó santista hace cuatro años y, sumado al apoyo de la izquierda y los verdes con fuerza en Bogotá, terminó por darle a la relección una ventaja de unos 900.000 votos. Lo cierto es que Santos ganó por la concurrencia de muchos apoyos -unos ideológicos, otros de opinión y otros clientelistas y de maquinaria- pero la percepción de que los votos caribeños reeligieron al presidente quedó pegada. De hecho, los cálculos vargaslleristas de la primera vuelta se sustentaban en la supuesta imposibilidad de que una región tan marcadamente gobiernista e inclinada a Cambio Radical y al clan Char votara por los opositores uribistas y de izquierda. 

Pero la primera vuelta de 2018 evidenció varios fenómenos en la Costa Caribe. El más impactante fue la debacle del supuesto cacique mayor de la región: el ex vicepresidente Vargas Lleras. El jefe de Cambio Radical fue incapaz de traducir gobernaciones, alcaldías de capitales y pueblos y la segunda fuerza del Senado y solo ganó en 13 municipios. La región que eligió a Santos y que voto Sí se partió en dos entre el uribismo y la izquierda. Solo unos 90.000 votos aproximadamente separan a Gustavo Petro de Iván Duque en los ocho departamentos que conforman la región Caribe. 

Que la Costa Atlántica sea un territorio en competencia electoral es novedoso. Con excepciones como La Guajira por Carlos Gaviria en 2006 y Magdalena por Álvaro Uribe en 2002, el comportamiento del voto Caribe en las presidenciales es homogéneo y sintonizado con el ganador desde 2006. La irrupción tanto del uribismo como del petrismo ha desatado entusiamos y discusiones políticas ajenas a las dinámicas regionales, más asociadas a los grandes caciques y las maquinarias aliadas al gobierno de Bogotá. 

La actual geografía electoral contribuye a una mayor influencia para los votos del Caribe en la jornada del próximo domingo. El mapa político que dejó el plebiscito de la paz de 2016 dejó su marca en el mapa resultante de la primera vuelta del 27 de mayo. La candidatura de Iván Duque ganó en los bastiones uribistas tradicionales como Antioquia, el Eje Cafetero y el sur del país así como nuevas regiones como los Santanderes y el Cesar. Gustavo Petro ganó en el Pacífico, Putumayo y el Vaupés. Sergio Fajardo ganó Bogotá, seguido de la Colombia Humana. 

La joya de la corona de la victoria de la izquierda fue inesperadamente el Atlántico y Barranquilla, seguido de Cartagena y el departamento de Córdoba. Siguiendo las alianzas y los anuncios políticos de las últimas dos semanas, es muy improbable que los petristas pierdan la capital del país y ahí pueden sacarles muchos votos a los uribistas. Duque, por su parte, mantendrá márgenes cómodos en el corazón de las regiones más uribistas, la ‘Nación Uribe’, mientras retiene los santanderes y se esforzará por no perder el Valle del Cauca, tercer mercado electoral del país. 

Hay regiones del país donde una u otra campaña no aspiran ganar, sino minimizar la ventaja del contrario. Todo lo anterior pone al pulso por la Costa Caribe en primer plano de los cálculos electorales para la segunda vuelta. Teniendo en cuenta que la 'tercería' en la región fue Germán Vargas y no Fajardo como en el resto del país, Duque partiría con una ligera ventaja sobre Petro si logra concretar buena parte de los votos vargalleristas. 

El fenómeno Petro en la Costa Caribe, por su parte, no se puede minimizar. Hay entusiasmo en las bases por la candidatura de la izquierda y la sensación de derrota de las maquinarias sigue presente. Para poder contrarrestar los votos de los bastiones uribistas, la campaña petrista necesita marcar distancia en Bogotá y ganar la Costa con amplio margen. Duque, ganando la Costa o perdiendo por pocos votos, le cierra el camino de la mayoría a su contendor.

Los votos de la Costa Caribe otra vez ayudarán a decidir al próximo presidente de la República. ¿Servirá de algo a la gente del común esta vez? 

Trinos

• Formalizada la solicitud de extradición de Jesús Santrich por parte de Estados Unidos. Que se cumplan los procedimientos legales contemplados y, si Santrich cometió esa acción después de la firma, que sea extraditado.

• Si entendí bien mensaje de @ClaudiaLopez a @samuelazout, ella dice que el Fajardismo no existe. Creo que se equivoca. Por más de 15 años @sergio_fajardo ha construido esa base. El problema no es el -ismo sino relación del líder con sus seguidores. La de Fajardo es distinta.