Tras el atroz atentado del Eln la semana pasada a la Escuela General Santander, que dejó 20 jóvenes cadetes muertos y 68 más heridos, el único chance que tiene la facción elena que quiere la paz es acceder a las condiciones que puso el presidente Iván Duque para considerar un diálogo: la liberación de los secuestrados y el cese de las acciones terroristas.
Sin embargo, hay otros temas que complican un eventual retorno a los diálogos, entre ellos el hecho de que hay otra facción que no está interesada en la mesa y, además, el Eln no son las desmovilizadas Farc: sus frentes gozan de autonomía y sus miembros están ocultos entre el campesinado y la ciudadanía.
Así lo advirtieron, en diálogo con EL HERALDO, expertos en seguridad, conflicto y paz como César Niño, máster en seguridad y defensa nacionales de la Escuela Superior de Guerra; Hugo Acero, sociólogo y experto en seguridad y terrorismo y Carlos Velandia, desmovilizado del Eln, gestor de paz y consultor sobre temas de paz y conflictos.
¿Se puede volver a la mesa?
En conflictos irregulares como el colombiano, según César Niño, la historia ha demostrado que la supremacía militar no siempre trae una victoria absoluta, por lo que, 'yo soy partidario de que hay que sentarse a negociar', pero también, advierte, la única oportunidad del Eln, si quiere el retorno a las conversaciones, es empezar construyendo los mínimos de confianza 'y construir una mesa esta vez un poco más seria y más robusta'.
Y, concretamente, agrega, 'entregar a los secuestrados y reconocer que le han hecho un daño importante al país con el atentado y pedir perdón', aunque, advierte, sería una negociación en medio del conflicto, 'lo cual significa que entre los primeros gestos no estaría el de dejar las armas, porque ese sería el último punto'.
Hugo Acero coincide en que el Eln 'tendría que reconocer que el atentado fue una equivocación, lamentar esa situación; lo segundo es que deje de secuestrar y entregue los secuestrados y lo tercero es que deje de realizar atentados y otras acciones'.
De no darse por parte del Eln estos compromisos, considera el experto, 'se van a arreciar las acciones: dadas las características del Eln se van a incrementar los actos terroristas y del lado del Gobierno las acciones contra el Eln van a ser contundentes'.
Para Carlos Velandia, también, luego de 'deplorar el acto terrorista hacia una academia donde estudian jóvenes recién egresados del bachillerato', la única posibilidad que habría es que el Eln entregue la totalidad de los plagiados y que renuncie a las acciones militares y de hostilidades 'e invite al Gobierno a conversar y a pactar el fin del conflicto armado: solo en esas condiciones podría el Gobierno tener algún interés'.
El lío del pedido de extradición
Una vez se adjudicó la guerrilla el atentado de Bogotá, el Gobierno pidió en extradición a la decena de negociadores subversivos en Cuba y reactivó las órdenes de captura y el trámite de las circulares rojas de Interpol contra el Coce.
Sin embargo, los garantes dividieron posturas y, mientras Cuba y Noruega dijeron que debían seguir los protocolos pactados con el anterior gobierno de Juan Manuel Santos, para que los negociadores salgan de la isla hacia el territorio nacional, Colombia y Chile insistieron en que los rebeldes deben ser capturados por La Habana, y un comunicado del Consejo de Seguridad de la ONU y otro de la Cidh instarían a Cuba a cooperar con Bogotá.
'Creo que es razonable que el gobierno Duque pida en extradición a los cabecillas del Eln y creo que tiene que ver con un pulso estratégico, y es sobre quién cede o quién tiene la sartén por el mango en términos de presión política: el Estado está mandando el mensaje de que si no hay una voluntad clara de paz efectivamente el otro instrumento es sin duda la coerción', opina Niño.
La otra cara de la moneda es lo que decida hacer La Habana con la solicitud de Bogotá, frente a lo que Acero pone de presente que 'el Gobierno puede hacer lo que quiera, lo que no creo que vaya a suceder es que el gobierno cubano y los garantes del proceso vayan a acceder a estas peticiones'.
Y Velandia concuerda en que 'Duque está en todo su derecho de pedir que se les persiga, se les detenga', pero, señala, 'lo que no puede pedir el presidente a un estado amigo es que incumpla con los tratados internacionales y los protocolos que se han pactado'.
¿Está fragmentado el Eln?
'Hay que mirar que el Eln tiene una estructura bastante distinta a lo que fueron las Farc (…). La estructura de mando del Eln es más horizontal en sus capacidades de mando y doctrina, entonces diríamos que hay una diversificación en la dirección del Eln. Ahora, yo creería que la fragmentación responde a que el Eln está en crisis, porque no hay una identidad, porque se perdió toda ideología, y además hay facción política del Eln que quiere negociar y otra militar que no quiere', considera César Niño.
Un análisis similar hace Hugo Acero: 'El Eln no son las Farc, no es la misma estructura, no es el mismo nivel de operatividad. El Eln trabaja con mucha autonomía con cada uno de sus frentes, hay unas directrices generales, pero hay autonomía, y encuentras frentes muy ricos y otros muy pobres, no es como las Farc que centralizaba y luego distribuía. El Eln no opera como las Farc en grandes frentes y campamentos sino que tiene frentes metidos dentro de la población, que se comportan como los campesinos y los ciudadanos y cuando tienen que hacer una acción se agrupan, hacen la acción y luego regresan a la población'.
'Hay un debate interno en el Eln, y la expresión de ese debate interno son estos hechos militares en los que se han involucrado algunas estructuras, y creo que las estructuras que querían el diálogo también han resultado perjudicadas, pero no creo que haya una división: hay un debate interno y hay que ver cómo terminan resolviéndolo', concluye Carlos Velandia.