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A partir de 2008, según la Fundación para el Desarrollo del Caribe (Fundesarrollo), Barranquilla empezó un camino de recuperación institucional, específicamente en soberanía tributaria, saneamiento financiero, recuperación de la capacidad de ahorro y de inversión. 

No obstante, aunque el manejo de las finanzas ha estado dentro de los estándares establecidos por la ley, quien asuma la próxima administración del Distrito encontrará vigencias futuras comprometidas, tal como se muestra en un estudio realizado por Fundesarrollo.

De acuerdo con el informe, el saldo de la deuda de la ciudad, a corte de 2018, alcanzó la suma de $1,1 billones, una cifra aproximadamente 175% mayor que la deuda que tenía el Distrito en 2010, cuando la deuda estaba en $415 mil millones.

El informe cita, además, que el cupo de endeudamiento para el próximo alcalde estaría reducido. 

Por lo que Fundesarrollo recomienda al Distrito explorar nuevas alternativas de financiación para las inversiones prioritarias, como recursos de cofinanciación y bonos de deuda pública.

Así mismo, sostiene que uno de los retos que tiene la Alcaldía de Barranquilla es moderar los compromisos de vigencias futuras. 

Pese a ello, la misma entidad resalta algunos logros, como la duplicación del recaudo de los ingresos tributarios, que en 2018 sumaron $1,1 billones, lo que permitió que la ciudad se ubicara como la segunda con mayor recaudo por persona, después de Bogotá.