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En las últimas horas tanto el 'país político', como el 'país nacional' dejaron de lado las preocupaciones relacionadas con el crecimiento del coronavirus por todo el territorio nacional para ocuparse de un asunto muy delicado y grave que compromete a la vicepresidenta Marta Lucía Ramírez. Se trata de un lamentable y vergonzoso episodio que protagonizó su hermano Bernardo Ramírez, quien en 1997 fue procesado y sentenciado por un tribunal de Estados Unidos por el delito de 'conspiración por tráfico de estupefacientes'.

El escándalo que se ha desatado por cuenta de la intermediación de Marta Lucía Ramírez a favor de su hermano, mediante el pago de una garantía, al parecer, de 150.000 dólares, para que compareciera ante un tribunal estadounidense, reafirma el adagio popular según el cual entre cielo y tierra no hay nada oculto.

En el caso de la tragedia que vivió la vicepresidenta, habría que decir que el secreto familiar duró 23 años. Los hechos se conocieron por cuenta de una investigación realizada por los periodistas Gonzalo Guillén y Julián Martínez, quienes pusieron al descubierto todo lo relacionado con la captura de Bernardo Ramírez y la mediación a su favor por parte de su hermana.

Como era de esperarse ese 'bocatto di Cardenali' fue aprovechado por los más caracterizados contradictores del presidente Iván Duque, quienes de inmediato dispararon munición gruesa no solo a Ramírez, sino al propio mandatario.

De todos los opositores al gobierno el más implacable en sus ataques fue el excandidato presidencial y actual senador Gustavo Petro, quien en un debate virtual en la plenaria del Senado pidió la renuncia de la vicepresidenta. 'Yo solicito la renuncia de la vicepresidenta por no haberle dado a conocer a la sociedad colombiana que había, quizás con buenas intenciones, participado en la libertad de un narcotraficante'.

Ante semejante exigencia, las reacciones no se hicieron esperar y de todas ellas la más vehemente fue la del expresidente César Gaviria, quien ripostó: 'No me molesta que esos hechos salgan a la luz pública, porque uno cuando es personaje público le pueden sacar todo. Pero de ahí a salir a decir que ella tiene que renunciar por eso, resulta verdaderamente inaudito'.

Al final de su declaración y en clara alusión a la declaración de Petro, aunque sin nombrarlo, el expresidente liberal se preguntó: '¿O es que los que piden la renuncia de Marta Lucía Ramírez nos van a contar qué hicieron en el monte y a cuántos mataron?'.

Otro expresidente, Andrés Pastrana, que también fue jefe inmediato de Marta Lucía Ramírez en el pasado, se sumó a la defensa pública de la vicepresidenta y escribió en su cuenta de Twitter: 'Hace 22 años a Marta Lucía Ramírez no le acepté como impedimento para ser ministra los problemas de su hermano. Hoy, tras una carrera brillante y limpia, aún la apoyo'.

La tragedia que vivió en el pasado Marta Lucía Ramírez, por cuenta de su hermano preso por narcotráfico, así como el escándalo en el que está envuelta hoy, tiene dos componentes que hacen que el asunto no sea fácil de abordar: una es la esfera personal, íntima y familiar de la vicepresidenta; y la esfera política de un personaje público, que ha recibido por parte del Estado colombiano las más altas dignidades, incluyendo varios ministerios, como el de Defensa, y hasta la propia Vicepresidencia de la República, que la faculta constitucionalmente para ser la primera presidenta del país en ausencia del presidente Iván Duque.

Sobre su tragedia familiar, no hay duda alguna de que la vicepresidenta actuó movida por los sentimientos filiales de solidaridad y afecto hacia su hermano, quien vivía el peor momento de su vida. Mal habría hecho Marta Lucía Ramírez en negarse a asistir a su hermano. Eso está claro.

Pero en lo que tiene que ver con su comportamiento como personaje público, también es claro que la vicepresidenta debió contar la situación vivida hace 23 años, para darle una mayor transparencia a su conducta como aspirante a cargos de elección popular, entre ellos la Presidencia de la República. No se trata de informales a los jefes inmediatos, cómo es el caso de los presidentes de entonces, sino a quienes serían sus 'jefes naturales', en este caso, todos los colombianos.

Ese ejercicio de transparencia y de 'ética pública' le habría evitado a la vicepresidenta el difícil momento que hoy está viviendo. De hecho, en su momento habría servido para ilustrar a sus potenciales electores sobre la tragedia que viven millones de colombianos por cuenta del narcotráfico.

¿Cómo afecta el escándalo de su hermano a la vicepresidenta Marta Lucía Ramírez?