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Desde que comenzó la pandemia del coronavirus en marzo pasado, los gobiernos del mundo debieron asumir el más grande reto impuesto en la historia reciente: preservar la vida de millones de personas y al mismo tiempo limitar al máximo los efectos que tendría en sus economías.

Hoy –cuatro meses después de iniciada la crisis sanitaria y económica– podría decirse que la mayoría de los gobiernos están cumpliendo de forma modesta con la tarea asignada. Algunos han fracasado de manera estruendosa, como Estados Unidos y Brasil, mientras que tan solo Uruguay podría sacar pecho por los resultados obtenidos en ambos frentes. La gran mayoría de los países de la región, entre ellos Colombia, apenas podrían calificarse con 3.2. Mientras las cifras económicas son muy preocupantes, en especial las que tienen que ver con desempleo y lucha contra la desigualdad, los indicadores sanitarios muestran escenarios con alarmas encendidas, como ocurre con Bogotá, Barranquilla y Cartagena.

Un informe del Banco Mundial (BM) sobre los efectos de la pandemia en el presente año proyecta que la economía en América Latina caerá un -4,6 por ciento, mientras que en Colombia la contracción será del 2 por ciento.

El escenario que vislumbra el organismo internacional es recesivo en lo que tiene que ver con América Latina. Los sectores más afectados –según el estudio– serán turismo y entretenimiento, puesto que muchas de las empresas dedicadas a estas actividades han tenido que declararse en bancarrota. Se trata de sectores colapsados o a punto de colapsar por cuenta del coronavirus.

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) es mucho más pesimista que el BM en lo que tiene que ver con el futuro de América Latina. En efecto, de acuerdo con la CEPAL, debido a la COVID-19, el Producto Interno Bruto de la Región caerá 9,1 por ciento en 2020. Y en lo que tiene que ver con Colombia la economía caería un 5,6 por ciento este año.

La CEPAL proyecta un panorama desolador, especialmente en dos frentes: desempleo y pobreza. El primero sería del 13.5 por ciento, mientras que el número de personas en condición de pobreza se incrementaría en 45.4 millones en 2020. De esta forma el total de personas en dicha condición pasaría de 185.5 millones en América Latina a 230.9 millones. Para decirlo en plata blanca: este año 37,3 por ciento de la población de América Latina estará en situación de pobreza por cuenta del coronavirus.

La proyección de la pobreza extrema también es demoledora de acuerdo con la CEPAL. Esta se incrementará en 28.5 millones de personas, pues América Latina pasaría de 67.7 millones de personas en extrema pobreza en 2019 a 96.2 millones en 2020. La cifra equivale al 15,5 por ciento del total de la población.

Pero si el panorama económico es desalentador, el que tiene que ver con la contención de la pandemia es muy preocupante, pues las cifras de contagiados y de muertos no paran de crecer de forma extraordinaria. Hoy por hoy América Latina es el epicentro de la pandemia en el mundo, ocupando el segundo lugar, tanto en número de contagiados como de fallecidos.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las víctimas del coronavirus superan las 150.000, mientras que en Europa la cifra está por encima de las 200.000.

El 25 por ciento del total de los contagiados del mundo está en América Latina.

En lo que tiene que ver con Colombia, el país superó los 180.000 contagiados y se acerca a los 200.000 en las próximas semanas de acuerdo con el extraordinario número de contagiados que presentan ciudades como Bogotá, Barranquilla y Cartagena. Inclusive, algunas como Medellín, que venían mostrando un buen manejo de la crisis, comienzan a mostrar un incremento significativo tanto en contagiados como en fallecidos.

De manera que los resultados obtenidos por América Latina en general y por Colombia en particular en lo que tiene que ver tanto con la contención del coronavirus como con la reducción de sus efectos en sectores productivos y sociales no han mostrado los efectos que se esperaban, tal como lo evidencian los informes y estudios de los organismos internacionales. ¿Qué pasó? ¿Qué hacer para evitar una catástrofe sanitaria, económica y social?