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El nombre de Gustavo Petro ha estado por estos días en boca de mucha gente. Desde el mismísimo Donald Trump en Estados Unidos hasta el aspirante presidencial Iván Marulanda han dedicado buena parte de su tiempo a opinar sobre el jefe máximo de la Colombia Humana. Para Trump el hecho de que Petro respalde a Joe Biden es la prueba de que el candidato demócrata es socialista y amigo del régimen chavista venezolano.

El precandidato Marulanda, por su parte, descartó participar en una consulta previa con Petro para escoger a uno de los aspirantes para suceder a Iván Duque en la Casa de Nariño.

'Petro polariza, crea un ambiente de pelea y yo no quiero servirle más a la pelea en Colombia. Petro genera miedo y reacción violenta con la palabra', sostuvo Marulanda, quien pretende ser candidato del Partido Verde por una alianza de centro izquierda de la que todavía faltan por conocerse muchos nombres, aunque se sabe que de ella harán parte, entre otros, el senador Antonio Sanguino y el ex gobernador de Nariño Camilo Romero.

Aunque aún falta tiempo para que comience en firme la campaña por la Presidencia del 2022, lo cierto es que ninguno de los futuros candidatos ha logrado llamar la atención no solo de quienes serían sus posibles contendores, sino del propio candidato-presidente de los Estados Unidos. El que Petro esté en boca de Trump es un logro en términos de marketing político, aunque no sea precisamente para elogiarlo. Y en este caso –para los amigos de su candidatura– es mucho mejor que Trump hable mal de Petro a que hable bien. O peor: que lo ignore.

Pero para ser rigurosos y precisos, no es mucho lo que Trump sabe de Petro. Casi nada. Habla de Petro porque le interesa mucho el voto latino de La Florida, donde hay una comunidad influyente y numerosa que sí sabe quién es Petro. A esos electores es a quienes está dirigido el mensaje de Trump cuando habla de Petro en un Estado clave para definir la Presidencia de Estados Unidos. Joe Biden, al igual que Trump, tampoco tiene mayor información sobre el futuro candidato presidencial de la Colombia Humana, aunque algunos de sus asesores saben muy bien lo que Petro representa.

En lo que tiene que ver con el senador Marulanda, su rechazo a dirimir fuerzas con Petro obedece al efecto polarizador que le atribuyen todos sus competidores. Ellos consideran que Petro le pone al debate político una alta dosis de pugnacidad y resentimiento social que termina por restarle altura. Ahí radica el 'miedo' que la candidatura de Petro despierta en Marulanda y buena parte de la llamada 'centro-izquierda'.

El otro frente de batalla abierto por Petro es el de la Alcaldía de Bogotá, en cabeza de Claudia López, quien a su vez tiene otro tinglado abierto con el presidente Duque. La pelea de Petro con López –aunque tenga como escenario Bogotá– también está relacionada con la Presidencia del 2022. López trabaja de frente por una candidatura de Sergio Fajardo –quien deberá medir fuerzas con Marulanda, entre otros– y en ese sentido Petro es uno de los rivales más poderosos que tendrá que vencer.

En lo que tiene que ver con la izquierda pura y dura, Petro tendrá que superar varios escollos, entre ellos el del Polo Democrático, que sigue la línea del senador y también aspirante presidencial Jorge Enrique Robledo, que cuenta con el apoyo del senador Iván Cepeda.

El Gobierno Nacional, por su parte, también se ha ocupado del candidato de la Colombia Humana, a quien señala de ser uno de los promotores de la Minga indígena del Cauca que se concentrará en Bogotá a partir de la próxima semana y que participará del Paro Nacional desde el 21 de octubre.

El nombre de Petro, como el del popular personaje de televisión 'Pedro el escamoso', volvió a reencaucharse en estos tiempos de pandemia. ¿Será que esta vez si le suena el baile del pirulino, pirulín pin, pon, pirulín, pin, pon, con la misma camisa y con el mismo pantalón...?