El paro nacional evidenció no solo las grandes brechas sociales del país, sino que también desnudó uno de los grandes males de Colombia en las últimas décadas: la carencia de liderazgos sólidos –no solo políticos– que nos permitan encontrar salidas y construir entre todos una nación más incluyente y equitativa. Esa nación incluyente y equitativa debe tener como protagonistas a los jóvenes, quienes han sido los grandes damnificados de la pandemia del coronavirus, que ya completó 14 meses. Sin los jóvenes –tanto los que marchan como los que se quedan en sus casas– todo acuerdo que se logre para superar la crisis actual será frágil y su vigencia corta.
En la búsqueda de salidas a la situación el presidente Duque ha venido promoviendo acercamientos con los voceros del paro nacional, así como con líderes políticos del país, como los expresidentes, entre ellos Álvaro Uribe, César Gaviria y Andrés Pastrana. Está bien que así sea: Duque debe abrir el abanico de sus interlocutores y ello incluye a quienes se oponen a sus políticas.
La única manera de superar las crisis es mediante el diálogo civilizado. No hay otra. En Colombia, durante el estallido político y social del 9 de abril de 1948, luego del asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, los líderes políticos de la época, entre ellos Alberto Lleras, Laureano Gómez y Darío Echandía, buscaron acuerdos políticos con el entonces presidente, el conservador Mariano Ospina Pérez. De ahí surgió la conformación de un gabinete de 'salvación nacional'.