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En la pasada campaña presidencial en el único tema que estuvieron de acuerdo todos los candidatos fue en la necesidad de reanudar cuanto antes las relaciones diplomáticas y comerciales con Venezuela. Las diferencias estaban en las formas. Mientras unos candidatos, como Fico Gutiérrez, eran partidarios de hacerlo de manera moderada, otros, como Gustavo Petro, estaban de acuerdo con una reapertura sin ningún tipo de condicionamiento. Como ganó Petro, entonces asistimos ahora al restablecimiento de relaciones con el gobierno de Nicolás Maduro, sin cortapisa de ninguna clase.

Esa fue la misión que el presidente Petro le asignó al nuevo embajador de Colombia en Venezuela, Armando Benedetti, quien –ya instalado en Caracas– está al frente de esa titánica empresa, si se tiene en cuenta que desde hace siete años no existía ningún tipo de vínculo diplomático o comercial entre los dos países.

A partir del próximo 26 de septiembre las relaciones entre los dos países quedarán normalizadas, lo que sin duda constituye una excelente noticia para los habitantes de dos naciones hermanadas desde sus orígenes republicanos, al ser libertadas ambas por Simón Bolívar. Colombia y Venezuela tienen un pasado común y deberán tener también un presente y un futuro común, más allá de momentos históricos coyunturales que han puesto a sus gobiernos en orillas diferentes, como ocurrió recientemente con los mandatarios Álvaro Uribe e Iván Duque por el lado colombiano y Hugo Chávez y Nicolás Maduro por el lado venezolano.

Pese a los estrechos vínculos que por décadas han existido entre Colombia y Venezuela, las relaciones binacionales han vivido momentos difíciles, como ocurrió durante el gobierno de Virgilio Barco, por cuenta de la incursión en aguas venezolanas de la Corbeta ARC Caldas, el 9 de agosto de 1987, incidente que estuvo a punto de causar el rompimiento de relaciones con el gobierno de Jaime Lusinchi. A la postre el grave incidente diplomático fue superado, gracias a la mediación de países amigos, como Argentina.

Para ambos países es fundamental mantener, sostener y promover unas relaciones comerciales en óptimos niveles de entendimiento. Las cifras indican que la cordialidad entre los países se traduce en mayores ingresos para ambas naciones. De hecho, el comercio binacional entre Colombia y Venezuela podría cerrar el año 2022 con cifras cercanas a los 1.200 millones de dólares. Ello debido a las nuevas condiciones económicas de Venezuela y la llegada a la Casa de Nariño de un gobierno amigo del palacio de Miraflores.

Los primeros beneficiados con el restablecimiento de relaciones binacionales serán los habitantes del Táchira y de Norte de Santander, por donde ingresan y salen cada día miles de venezolanos y colombianos, así como miles de toneladas en alimentos y otros productos. Sin duda, con la decisión de Petro y Maduro las economías de ambos países recibirán una bocanada de aire fresco.

La reunión entre el embajador Benedetti y el presidente Maduro en Miraflores, el pasado 29 de agosto, fue fundamental para restablecer las 'relaciones de hermandad' entre los dos países, como las calificó el propio Maduro.

¿Qué sigue ahora en las relaciones entre Colombia y Venezuela? ¿Es posible la normalización total de las relaciones entre ambos países?