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La Paz Total, el programa bandera de Gustavo Petro, aún no cuaja del todo. Sigue en entredicho. Avanza, pero deja dudas y, un año después de estar en vigencia, los logros del ambicioso proyecto están cimentados solamente en el histórico, pero –al mismo tiempo poco confiable– cese al fuego bilateral por 180 días entre el Gobierno y el Ejército de Liberación Nacional, un acuerdo que hasta ahora no brinda a las comunidades la protección necesaria para no sufrir los flagelos de la extorsión y el secuestro, las principales rentas ilegales de la guerrilla.