El que es caballero repite y de ello puede dar fiel testimonio el senador barranquillero Efraín Cepeda, quien asumió el pasado 20 de julio, por segunda ocasión durante su dilatada carrera legislativa de más de 30 años, la presidencia del Congreso de la República. También repetía como cabeza del Partido Conservador, cargo que dejó en manos de la senadora cartagenera Nadia Blel, para dedicarse de lleno a los avatares de su nueva posición, que encara con un claro propósito: devolverle la dignidad al Senado, como hizo con su propia colectividad, al sacarla de la coalición de gobierno y declararla en independencia.
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Cepeda, a quien le viene como anillo al dedo aquello de que lo cortés, no quita lo valiente, establece con firmeza sus líneas rojas, anticipando que no le temblará la mano para oponerse o no dejar pasar las iniciativas que sean nocivas, polaricen o no le convengan a los colombianos. Entre ellas, una nueva reforma tributaria. Reclama consensos, asegura que no permitirá que el escándalo de corrupción de la Ungrd detenga la agenda legislativa y anuncia una cruzada de la Bancada Caribe ante la crisis de energía.