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Héctor Olimpo Espinosa, ex gobernador de Sucre y ex viceministro del Interior (gobierno Santos), alzó su mano en la última convención del Partido Liberal para ser una de las caras que luchará por llegar a la Casa de Nariño en 2026. El abogado nacido en Sincé se tiene fe para lograr el respaldo de César Gaviria, director del trapo rojo, por lo que desde hace unos meses se encuentra en una gira por los territorios para juntar apoyos.

En diálogo con EL HERALDO, el político sucreño cuestionó la falta de capacidad del presidente Gustavo Petro para ejecutar en el país y lamentó sus posturas incendiarias con los demás poderes públicos.

¿Cómo analiza el ser, hasta ahora, uno de los pocos precandidatos presidenciales oriundos de la región Caribe?

Ojalá salgan muchos más, ¿sí? Los líderes son el caballo que jala el coche. Los líderes son determinantes en la transformación del territorio. Y es muy importante que quienes nos lideren estén cerca de la gente y cerca del territorio, en el barrio, en la calle. Nada reemplaza el compromiso que genera el estar cerca del problema, porque quien sabe dónde está la gotera es el que está dentro de la casa. Tenemos problemas estructurales en materia de servicios públicos, problemas de seguridad y de impunidad. No podemos esperar o seguir esperando que nos lo resuelva gente distinta a nosotros. Por eso el partido y el Caribe hoy reclaman una voz y una representación. Y esto es demasiado importante.

En ese sentido, ¿qué está haciendo para ganar el respaldo del Partido Liberal y que la gente lo apoye?

Hombre, yo me fui cogiendo confianza. Sí, paso a paso. Entonces, yo dije: hombre, yo he estado ya trabajando con la gran dirigencia nacional y yo no siento que seamos menos. Yo tengo la experiencia. He estudiado, me he formado para esto. Soy un hombre de resultados, tengo un liderazgo práctico diferente que es lo que necesita Colombia, que huele a región, que huele a pueblo. En medio de esta pelotera política que hay en Colombia es una gran oportunidad para que surjan liderazgos diferentes. Voy a ir a la convención de mi partido y voy a decir que quiero aspirar a la Presidencia de la República y participar de la consulta de mi partido. Así lo hice. Me he sentido muy bien recibido.

Yo también estoy aburrido de la polarización y de la pelotera esa entre los extremos, como muchos colombianos. Creo que eso nos está dejando poco y el país está atollado, empantanado, no pasa nada, no se aprueba nada, no hay acuerdo sobre nada. Entonces, ahí Colombia reclama gritos de un líder diferente y yo siento encarnar eso.

¿Qué necesita el país en materia de seguridad?

Estoy convencido de que la seguridad modelo Petro es un fracaso. Y que la seguridad modelo seguridad democrática (Uribe Vélez) hoy no es la seguridad que necesita Colombia; fue a principios de siglo. Se necesitaba fortalecimiento de nuestras fuerzas militares. La seguridad ya no es tanto un desafío militar como un desafío de la justicia, es diferente. Entonces no nos sirve ninguna de la seguridad que nos están proponiendo los extremos. La seguridad hoy es el fortalecimiento de la justicia, menos impunidad. El concepto de seguridad que hoy reclama Colombia y la acción en materia de seguridad es mucho más hacia la justicia que es la madre de la seguridad, porque con impunidad no hay seguridad. Y con impunidad, sin justicia y sin seguridad no hay inversión, sin inversión no hay crecimiento, sin crecimiento no hay oportunidades.

El país, entre otras cosas, necesita más acción y menos discurso. ¿Lo ve así?

Hay que elegir gente que tenga experiencia probada de resultados en la rama ejecutiva del poder público, que tenga resultados probados, que sepa cómo hacer que las cosas sucedan, que las cosas se hagan, que se resuelvan problemas a la gente en tiempo real, que no deje que los problemas se envejezcan, que no crean que echando cuentos y echando discursos los problemas se resuelven solos, que esto es con método, con gerencia, con seguimiento, con articulación. Toda gran idea requiere gerenciarla para que suceda. ¿Qué pasa con el actual presidente de Colombia? El actual presidente de Colombia es un hombre muy elocuente, perfecto para el órgano legislativo. Es experto en hablar, haciendo debates de control político, filosofando y tal, ¿cierto? Pero para el Ejecutivo él no tiene temperamento. Hay que elegir gente que tenga experiencia probada de resultados en la rama ejecutiva del poder público, que tenga resultados probados, que sepa cómo hacer que las cosas sucedan, que no crean que echando cuentos y echando discursos los problemas se resuelven solos. Si usted me prestara el poder presidencial por un año, yo le aseguro que disminuyo los niveles de impunidad en Colombia. Si usted me prestara el poder presidencial por dos o tres o cuatro años, estoy seguro de que dejo el país preparado para insertarse en esa gran transición económica y tecnológica para cerrar brechas y construir riqueza, ¿sí? Digamos, porque yo sé cómo se hace. El problema es que el presidente de pronto ha tenido la intención o la idea, pero no sabe cómo se hace.

¿Qué sería lo primero que haría en caso de llegar a la Casa de Nariño?

Lo primero que yo haría sería liquidar el Inpec y ponerle orden a las cárceles en Colombia. Luego saco un decreto donde declaro a todo el Caribe y todo el Pacífico colombiano una zona económica especial con régimen tributario especial para estimular que en estas regiones venga la industria, la gran empresa a producir riqueza, a producir empleo, a producir oportunidades, a transferir conocimiento. Es la única forma de cerrar la brecha social. Y lo otro que haría sería sentar al ministro de Hacienda para que me haga unos traslados presupuestales para fortalecer la justicia y poder hacer lo que la justicia necesita, que es que hayan jueces, fiscales y órganos de investigación y capacidades suficientes para acabar con la impunidad en Colombia. Son las tres cosas que haría en la primera hora de gobierno.