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La senadora Paola Holguín, una de las cartas del Centro Democrático para las presidenciales de 2026, asegura estar cada día más convencida de que los extremos solo le han hecho daño al país. En este sentido, a diferencia de algunas voces más radicales de su partido, hace un llamado a la unidad y la sensatez para crear una plataforma que cobije a diferentes sectores, entre ellos grupos de ciudadanos que votaron por Petro, para crear una mejor hoja de ruta para el país.

Usted es una de las cartas del Centro Democrático para llegar a la presidencia. ¿Cómo va ese proceso?

Lo primero que quiero resaltar es el proceso en sí. El Centro Democrático es el único partido que actualmente tiene un proceso plural, público y democrático para elegir su candidato presidencial. Somos cinco precandidatos presentando nuestras hojas de vida, propuestas y diagnósticos al país. Este proceso no gira solo alrededor del candidato, sino de una plataforma de gobierno construida colectivamente a través de foros temáticos a lo largo del país. Ya llevamos cinco foros: transición energética en Barranquilla, seguridad en Bogotá, rentas criminales en Valledupar, educación en Armenia y empleo en Bucaramanga. Mi enfoque ha sido el mismo de siempre: campaña permanente, recorridos por los municipios, diagnóstico del país y propuestas concretas. Quiero que esta vez tengamos un debate serio, centrado en ideas y no en ideologías extremas.

¿Cree que puede llamar la atención de ciudadanos que antes votaron por Petro?

Siempre he creído que los extremos ideológicos son dañinos para los países. Muchos votaron por Petro buscando un cambio genuino, pero hoy se sienten estafados. Nosotros tenemos que saber ellos qué piensan, qué sueñan, qué países esperan porque necesitamos un proyecto donde de verdad quepa el mayor número posible de colombianos. Yo creo que a nosotros como nación nos ha faltado un propósito superior que nos jalone.

¿Cuáles serían esos “mínimos” que menciona para construir unidad?

Primero, la defensa de la democracia, con sus defectos pero siempre preferible. Luego, libertades fundamentales: de prensa, económica, y la propiedad privada. También el respeto al Estado de Derecho y a la división de poderes. A partir de esos mínimos, debemos construir una plataforma para enfrentar las crisis actuales: salud, empleo, energía, seguridad. En este proyecto deben participar políticos, académicos, líderes sociales y ciudadanos.

¿Qué opina del discurso político actual y su radicalización?

El discurso político se ha vaciado de contenido y se ha vuelto radical. Izquierda es sinónimo de guerrilla, derecha de paraco. Eso impide el diálogo. He participado en espacios con personas de todas las ideologías y cuando se parte desde la sensatez, con datos y evidencia, se pueden construir acuerdos. Aquí dato mata relato. Pero cuando uno parte de una visión desde el radicalismo ideológico hace imposible esa conversación. En un momento se hizo con el proceso de paz cuando decían los amigos de la paz, los amigos de la guerra. Yo creo que ese es un discurso facilista que no ayuda a encontrar soluciones reales. Yo les hago una pregunta a los colombianos: ¿necesitan sí o no seguridad? Eso vale huevo si es de izquierda o derecha. La seguridad es un bien público, es un derecho humano, eso no es ni de izquierda ni derecha ni de un partido ni del otro. Colombia necesita seguridad.

¿Cómo ve el tema de la seguridad en Colombia?

Se necesita una visión integral que incluya prevención, represión, control y rehabilitación. Seguridad y justicia deben ir de la mano; con impunidad superior al 90 %, los criminales siguen actuando. Hay que definir cuáles son los delitos de mayor impacto, las estructuras que queremos combatir y acabar con el cuento del reconocimiento político a las estructuras criminales. Hay que modernizar la fuerza pública, por ejemplo, con especialidades como drones. También se requiere una reforma penitenciaria: muchas extorsiones se planean desde las cárceles. La política de seguridad debe ser transversal: no basta con soldados, debe llegar todo el Estado. Además, hay que fortalecer la lucha contra el lavado de activos y recuperar herramientas internacionales como el Egmont Group.

¿Qué propone para mejorar el sistema de salud?

Nuestro sistema no era perfecto, pero funcionaba. Pasamos de una cobertura del 25 % al 99 %. Las prioridades son: mejorar el acceso en zonas remotas, controlar la corrupción (se han identificado más de 70 formas de defraudación), fortalecer la prevención, y aplicar tecnologías para reducir costos. La solución no está en una reforma radical, sino en sensatez, control y gestión eficiente.

Sobre el tema energético, especialmente tarifas, ¿cuál es su diagnóstico y propuesta?

El sistema tarifario tiene varios componentes (generación, transporte, distribución). Necesitamos más oferta energética. Este gobierno ha creado incertidumbre al frenar proyectos de gas e hidrocarburos. La matriz energética colombiana es limpia en más del 70 %, pero ante la falta de lluvias, necesitamos prender térmicas que funcionan con gas o carbón. Si no hay producción local, importarlo sube los costos. Debemos reactivar proyectos offshore en la costa Caribe, mejorar la eficiencia energética y la cultura de pago. No se puede fijar una tarifa política: eso acaba con el servicio, como ya vivimos en los años 90.

Finalmente, ¿cómo ve el futuro inmediato del país?

Lo veo difícil. Este gobierno se está radicalizando, reemplazando técnicos por activistas. La relación con instituciones y aliados internacionales es cada vez más tensa. Necesitamos una gran unidad no solo para ganar en 2026, sino para poder gobernar. Petro fue duro como opositor, más duro como presidente... y no quiero imaginarlo como expresidente. Colombia tiene que estar preparada.