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La Unidad Nacional se reventó en mil pedazos. El único hilo que la sostiene es el respaldo a la negociación del Gobierno con las Farc en La Habana, que es el argumento que esgrime el Gobierno para que los voceros que la integran no terminen de despedazarse entre ellos.

Y la verdad no es que hasta el momento haya tenido mucho éxito en ese propósito. Ya nadie pretende esconder la crisis que se vive dentro de la coalición de partidos y movimientos políticos que desde 2010 respalda al presidente Juan Manuel Santos. Todo lo contrario: de lo que se trata es de evidenciar las enormes diferencias que existen entre La U, liberales, conservadores y Cambio Radical. Curiosamente –con excepción de Cambio Radical– cada uno de esos partidos tiene, a su vez, una profunda división interna.

En el caso del partido de La U, por ejemplo, el senador Armando Benedetti, no sólo libra una dura batalla contra su colega Roy Barreras –copresidente del partido– a quien quiere sacar del cargo, sino que ha dicho públicamente que la llamada Unidad Nacional 'se reventó'.

Para Benedetti, lo que hay hoy es 'un chantaje al Gobierno para acceder a los institutos descentralizados'. Es decir, luego de que Santos nombrara a los nuevos ministros –que dejó insatisfechos a todos los partidos de la Unidad Nacional, que aspiraban a una mayor representación en el Gabinete– ahora lo que falta por repartir son cargos directivos en los institutos descentralizados y esa es la razón que los tiene a todos agarrados de las mechas, como verduleras.

El senador Horacio Serpa, copresidente del Partido Liberal, afirma que la Unidad Nacional tiene los días contados, al tiempo que anuncia con entonado acento que 'nos vamos a salir de la Unidad Nacional. Eso ya no funciona'. Mientras que otros congresistas –con quienes hablé– afirman que el presidente Santos tiene serios problemas de gobernabilidad y que el ex presidente César Gaviria –jefe natural de Partido– deberá fijar una posición sobre el derrotero a seguir. 

Los anuncios de Serpa –sobre el retiro del liberalismo de la Unidad Nacional– llevó a Rodrigo Lara, presidente de Cambio Radical, a responderle con munición gruesa desde Barranquilla: 'Pareciera que en el Partido Liberal hay 8.000 razones para pedir puestos'.

La respuesta de Lara a quien fuera considerado el principal escudero de Ernesto Samper durante el tristemente célebre proceso 8.000 –escándalo que se desató por el ingreso de miles de millones de pesos del Cartel de Cali a la campaña del candidato liberal– abrió más la brecha existente entre ese partido y el del Vicepresidente de la República, Germán Vargas Lleras.

Pero Lara no fue el único que la emprendió contra Serpa. Desde la orilla de La U, otro miembro de la coalición de gobierno, el senador José David Name, también se despachó contra el veterano dirigente liberal: 'El liberalismo está en su derecho de irse de la Unidad Nacional, pero me imagino que entregará sus cuotas de cuatro ministros, más la del director de Planeación Nacional'.

'La posición del liberalismo –dijo Name– lo que muestra es una doble moral, pues no tiene sentido pretender retirarse de la Unidad Nacional, pero manteniendo sus cuotas en el Gabinete. Si se van a ir de la Unidad Nacional, entonces que entreguen todo al Presidente para que él disponga de esos cargos', dijo Name a EL HERALDO.

La crisis puso a tambalear –inclusive– los acuerdos sobre los cargos directivos del Congreso de la República a partir del próximo 20 de Julio, incluyendo las presidencias de Senado y Cámara. La primera le correspondería al partido de La U, en cabeza del senador Mauricio Lizcano, mientras que la presidencia de la Cámara le tocaría al liberalismo. Pero todo lo pactado depende del desarrollo que tenga la crisis de la Unidad Nacional.

Pese a los nubarrones que amenazan con tormentas eléctrica, hay congresistas que consideran que la situación se puede superar y que todavía es posible lograr acercamientos entre los distintos partidos y movimientos de la Unidad Nacional: 'En la reunión en la Casa de Nariño, la semana pasada para hablar del difícil momento, solo dos cosas quedaron en claro: el respaldo a los diálogos de La Habana y el respeto a los acuerdos sobre las presidencias de la próximo legislatura', me dijo un senador de La U.

Pero precisamente el respaldo a la negociación con las Farc en La Habana fue una de las razones que llevó a Santos a barajar de nuevo para conformar su nuevo Gabinete. En efecto, la llegada del Polo y del Partido Verde a la ahora llamada 'Unidad por la Paz', terminó resquebrajando a la Unidad Nacional, pues algunos aliados políticos del Gobierno, perdieron representación, como sucedió con los liberales, que pasaron de cinco a cuatro ministros.

¿Qué le espera a la Unidad Nacional? ¿Ahora sí arrancó la campaña presidencial de 2018? ¿A qué juega Santos en la crisis de la Unidad Nacional?

¿Qué hay detrás de la rebelión liberal?

Quienes prendieron la mecha que tiene a punto de estallar a la Unidad Nacional en mil pedazos fueron César Gaviria Y Horacio Serpa. Todo por cuenta del 'descabezamiento' del vicefiscal Jorge Perdomo de la terna para Fiscal General. Ni Gaviria ni Serpa le perdonan a Santos el no haber conformado una terna liberal para suceder a Eduardo Montealegre. Y luego la mecha siguió activada cuando Santos sacó al ministro Yesid Reyes –ternado para la Fiscalía– pero lo reemplazó por un verde, Jorge Londoño. El sector liberal que encabezan Gaviria y Serpa cree que se trata de un gesto inamistoso de parte del Presidente. La verdad es que la apuesta liberal es la de tener candidato presidencial propio en 2018 –para enfrentarlo a Germán Vargas Lleras– y por ello consideran que deben recibir un mejor tratamiento burocrático que el Vicepresidente. Y el otro factor es que la escandalosa impopularidad de Santos –que sigue por debajo del 20 por ciento de aceptación–tiene muy preocupados a varios dirigentes liberales, quienes consideran que lo mejor es empezarle a marcarle distancia, si quieren tener candidatos viables en 2018. Muchos de ellos creen –además– que la deuda social sigue sin pagarse y que Santos no ha hecho lo que debía hacer para tratar de cerrar la brecha existente entre ricos y pobres.

¿A qué juega el partido de La U?

Mientras el edificio de la Unidad Nacional amenaza con venirse al suelo, el cuarto del partido de La U tiene grietas monumentales, por cuenta de la batalla que libran los senadores Armando Benedetti y Roy Barreras. Ni siquiera la intervención de la Casa de Nariño ha podido poner fin a los enfrentamientos. Punto. Benedetti quiere la cabeza de Barreras –a quien responsabiliza de todos los males del partido– y Barreras considera que Benedetti le hace daño al partido al pretender imponer sus propios intereses. Para el primero de ellos –sin embargo- lo que ocurre es todo lo contrario: que es Barreras quien tiene agenda propia y se aprovecha del partido para su beneficio, como ocurre –por ejemplo– con el tema de la paz, donde logró que el Gobierno lo nombrara negociador en La Habana. Y aunque los acuerdos pactados -luego del triunfo de Santos en 2014– establecen la presidencia del Senado en cabeza de La U a partir de la próxima legislatura, lo cierto es que las disputas internas podrían comprometer los cargos directivos del Congreso. De modo que Mauricio Lizcano –quien sería el próximo presidente del Senado- tendría que emplearse a fondo si quiere que lo pactado se respete. Mientras Benedetti y Barreras se muestran los dientes, otros senadores, como José David Name, consideran que la 'la unidad de la Unidad' está comprometida por la doble moral de algunos dirigentes de los partidos que la integran, como el liberal, que quieren irse, pero no quieren entregar sus cuotas burocráticas.

Todos contra Vargas Lleras

En lo único que están de acuerdo el Partido Liberal y el partido de La U es en que Germán Vargas Lleras será candidato presidencial en 2018. En nada más. Y por cuenta de dicha candidatura, los dos partidos de la Unidad Nacional le están apretando el cuello al presidente Santos, pues consideran que el Vicepresidente les está cogiendo ventaja en el partidor presidencial de 2018. Algunos dirigentes –como Serpa- han pedido su retiro del cargo y citando al ex presidente Carlos Lleras Restrepo –abuelo de Germán Vargas Lleras- ha dicho: 'Al agua patos'. El 'pato' Vargas Lleras –sin embargo– prefiere seguir caminando en tierra firme antes de lanzarse al agua. Igual sucede con algunos 'patos' liberales, como el ministro del Interior, Juan Fernando Cristo; y el director de Planeación Nacional, Simón Gaviria, entre otros. De los partidos de la Unidad Nacional, Cambio Radical es el que muestra una mayor cohesión interna y no tiene fisuras. Ante las afirmaciones de Serpa de pedir el retiro del Vicepresidente, el presidente de ese partido, Rodrigo Lara, afirmó que no se trata de un cargo de libre nombramiento y remoción y que fue elegido en la misma fórmula del presidente Santos. Y fue mucho más enfático al responderle a Serpa: 'Mientras el Vicepresidente les cumple a los colombianos entregándoles 125 mil casas a los más pobres, pareciera que en algunos sectores del Partido Liberal hubiese 8.000 razones para pedir 8.000 puestos'.

La campaña presidencial de 2018 ya empezó

La crisis de la Unidad Nacional tiene nombre propio: la campaña presidencial de 2018. Aunque al presidente Santos le falta algo más de dos años para terminar su segundo mandato, lo cierto es que a partir de 2017 todos los partidos y movimientos políticos estarán moviendo sus fichas para posicionar a sus posibles candidatos o candidatas para llegar a la Casa de Nariño. El entrante será, pues, 'un año electoral' y eso tiene nerviosos a los dirigentes políticos. De todos ellos, los más nerviosos son los liberales y los de La U, que siguen sin encontrar el gallo que pueda derrotar al vicepresidente Vargas Lleras, a quien unos y otros dan por seguro aspirante. Nerviosos están también los verdes y el Polo Democrático –ahora integrantes de la llamada Unidad de la Paz– quienes –pese a la oposición de destacados dirigentes de ambos partidos– ahora hacen parte del gobierno más impopular de los últimos años. 'Al Polo no lo pueden llamar gobiernista, porque apoya el proceso de paz de Santos. Nosotros somos opositores de Santos, aunque Clara López le haya aceptado un ministerio', me dijo un dirigente del Polo, a quien le pregunté por la exótica figura de la 'oposición gobiernista'. De manera que lo que está ocurriendo tanto en la Unidad Nacional, como en los otros partidos, es el reacomodamiento de quienes serán los encargados de librar la batalla presidencial de 2018, que en realidad prendió motores en 2016.