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El caso Aída Merlano no destapó ninguna olla podrida, porque ya estaba destapada: la compra de votos masiva en los lugares más recónditos del país pero también en las ciudades más importantes. No obstante, también lanzó una advertencia: no solo caen pequeños caciques locales de lo rural sino también legisladores de la más alta investidura que incurren en los denominados delitos electorales.

Y si algo ha tenido este campaña son denuncias de que se está cocinando un fraude: unas tienen que ver con que el 'software' de la Registraduría no habría sido auditado el tiempo que requería hacerse tras las irregularidades cometidas contra el Partido Mira -lo que el registrador Juan Carlos Galindo y el presidente Juan Manuel Santos desestimaron- y otras con el hecho de que se habrían supuestamente implantado jurados 'fantasmas' para favorecer candidaturas -lo que el registrador Galindo igualmente rechazó-.

En el Código Penal Colombiano hay 16 delitos electorales que usted no solo no debe cometer sino que, además, puede denunciar de manera completamente anónima, vía telefónica o por internet, ante la Fiscalía, el Ministerio del Interior, la MOE y o la Procuraduría.