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La situación que atraviesa Venezuela ha llevado a la comunidad internacional a considerar escenarios que hasta hace tan solo algunos meses eran descabellados. Uno de ellos es el de una intervención militar que saque del poder a Nicolás Maduro y ponga fin al régimen chavista, después de 20 años de la llamada Revolución del Siglo XXI. Es lo que acaba de plantear el secretario general de la OEA, Luis Almagro, en la frontera colombo-venezolana, donde se reunió con desplazados del vecino país.

'No habíamos visto nunca un régimen más inmoral como el de Venezuela, que niega ayuda humanitaria para su gente en momentos de la peor crisis que ha visto las Américas. La comunidad internacional no puede permitir una dictadura. Necesitamos acciones y respuestas. No debemos descartar ninguna opción, como la intervención militar para derrocar el régimen de Nicolás Maduro, que está perpetrando crímenes de lesa humanidad contra la población. Es violación a los Derechos Humanos, es sufrimiento de la gente en éxodo', declaró Almagro en la frontera.

Una intervención militar en Venezuela significa el abandono de todas las vías diplomáticas que hasta el momento se han empleado para que el vecino país supere la crisis que atraviesa. Significa también el reconocimiento público de que el régimen chavista no saldrá del poder a las buenas, sino a las malas. En otras palabras, la intervención militar sería el portazo definitivo a la búsqueda de una salida pacífica a la actual situación de Venezuela.

Que ese escenario lo haya planteado el Secretario General de la OEA habla tanto de la magnitud de la crisis, como del desespero de la comunidad internacional ante el cinismo y los constantes abusos de Maduro, quien no solo no admite la crudeza de los hechos, sino que responsabiliza a terceros de la tragedia que él y sus aliados han causado. Lo que ocurre en Venezuela es responsabilidad exclusiva del régimen chavista y serán sus líderes quienes rindan cuentas de sus actos.

La intervención militar significa también el fracaso de todas las otras salidas políticas, diplomáticas y económicas que se han explorado hasta la fecha. Ninguna de ellas ha servido para que Venezuela salga del foso al que la llevó el régimen chavista. Todo lo contrario: cada día que pasa la situación se agrava. Lo que antes era una crisis política y económica interna, hoy es una enorme tragedia social y humanitaria, que ha producido el éxodo de millones de venezolanos y compromete la estabilidad de todo el continente.

En Venezuela la comunidad internacional ha promovido diálogos entre el gobierno y la oposición y todos han fracasado. Las sanciones económicas a los jefes del chavismo -poseedores de bienes y multimillonarias cuentas en bancos en todo el mundo- tampoco han servido para promover cambios internos en la cúpula del chavismo. Ninguna sanción ha logrado mover una sola ficha del 'ala dura' del chavismo. Todo lo contrario: cada medida internacional contra los aliados de Maduro, sirve para atornillarlos aún más en el poder. Los hechos lo que demuestran es que existe en la cúpula chavista una perversa complicidad, que lleva a que todos se cubran con la misma cobija.

La permanencia del chavismo en el poder se traduce cada día que pasa en mayor frustración en la comunidad internacional, que empieza a mostrar señales de fatiga. Donald Trump, al parecer, tiene asuntos internos mucho más urgentes que atender, que seguir conspirando contra Maduro. El Grupo de Lima reaccionó muy tarde, gracias -entre otras cosas- al astuto manejo que le dio Santos al asunto venezolano: mientras negoció con las Farc, consintió a Maduro y se opuso a cualquier tipo de sanción a Venezuela, pero cuando logró la firma del acuerdo de paz, convirtió al presidente de Venezuela en su 'peor enemigo', para congraciarse con Estados Unidos.

Europa -a excepción de España y Rusia, que tienen multimillonarios recursos comprometidos- no se inmuta. China tomó partido por Maduro, a quien tiene empeñado hasta el cogote.

¿Qué hacer ante esa situación? ¿Es viable una intervención militar en Venezuela? ¿A qué juega el gobierno de Iván Duque ante la gravedad de la crisis venezolana?