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Nuestro medio siglo de conflicto armado interno nos ha dejado una herencia de violaciones y abusos a gran escala de los Derechos Humanos. El número de personas que han sufrido las dinámicas de la violencia en nuestro país es alarmante. De acuerdo con el Registro Único de Víctimas (RUV), el conflicto en Colombia ha generado 8.405.265 víctimas. Desde una perspectiva Caribe, las cifras muestran distintos niveles de intensidad en términos de víctimas generadas por Departamento: Bolívar encabeza el listado con 363.166 y La Guajira se ubica en el último lugar con 123.761; entre estos dos extremos se ubican Magdalena, que registra 321.707; Cesar, con 309.905; Córdoba 259.603; Sucre 251.366; y Atlántico 159.511.

Sin embargo, pensar sólo en números finales nos daría una lectura plana del drama de la guerra. Hay que tener en cuenta la gravedad de las afectaciones y que en muchas ocasiones se constituyen en violaciones a los Derechos Humanos y al Derecho Internacional Humanitario que incluyen: desplazamiento forzado, ejecuciones extrajudiciales, violencia sexual, desaparición forzada, reclutamiento de menores, lesiones por efecto de minas, tortura y secuestro. Tales conductas, a la luz del Estatuto de Roma, constituyen crímenes de lesa humanidad y no son amnistiables en los términos del Acuerdo de La Habana.

En este contexto, uno de los objetivos de la Justicia Transicional es la realización de los derechos a la justicia, la verdad, la reparación y las garantías de no repetición a favor de las víctimas. En el punto 5 del Acuerdo, el Gobierno nacional y las Farc acordaron que, más allá del castigo y la participación en política de los exmiembros de este grupo guerrillero, el foco de atención de la gestión e implementación del Acuerdo mismo tendrá que ponerse sobre las Víctimas, quienes han padecido en carne propia el flagelo de la guerra.

De acuerdo con las exigencias internacionales, en escenarios de transición de conflicto a paz (o de conflicto a posconflicto - posacuerdo), las víctimas, además de ser reparadas, deben participar efectivamente en la definición de las estrategias para lograrlo.