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Visiblemente consternado, sin salir aún del asombro que le causó ver la forma salvaje como vándalos destruyeron y quemaron su casa, el alcalde de El Difícil, Rivelino Mendoza, dijo que seguirá gobernando hasta el 31 de diciembre, así sea desde el Palacio Tayrona, sede de la Gobernación del Magdalena, como desde ayer empezó a hacerlo.

El mandatario no entiende cómo una protesta pacífica y hasta justa, como era la que se hacía por la falta de agua, hubiese terminado en asonada. Dijo, sin embargo, que todo apunta a que la acción iba dirigida contra él. “Me querían matar”, afirmó.

Manifestó que no solo destruyeron su casa, sino que iban a quemar la de su madre, su padre y la de sus hermanos.

“Salí del pueblo porque anunciaron que me iban a matar. Si no hubiese sido así, seguramente hoy no estaría echando el cuento”, sostuvo.

Dijo haber recibido el respaldo absoluto del Gobierno Departamental y de sus alcaldes amigos, quienes se han mostrado sorprendidos, pues sostienen que Rivelino Mendoza es uno de los mejores mandatarios municipales del Magdalena.

“De verdad yo no merecía esto. He sido un alcalde que me he desvivido por el municipio, las obras más grandes se han hecho en este periodo”, anotó.

El funcionario mostró como ejemplo de desarrollo la construcción de un megacolegio en el Liceo Ariguaní, por valor de 2.500 millones de pesos, además de otras obras de desarrollo social.

Agregó que no entiende cómo, después de una protesta pacífica y tras haber llegado a un acuerdo con los promotores se desata el caos. “El paro fue infiltrado por gente mala, incluso gente que estaba armada y que solo esperaban una reacción mía o de mis escoltas para proceder”, indicó.

Soluciones. El gobernador (e) del Magdalena, Óscar Manco Ezpeleta, dijo que el orden público en El Difícil fue recuperado, luego de lo perturbado que estuvo por parte de profesionales en el vandalismo.

Comentó que desde el miércoles comenzó el flujo de agua de un pozo y a partir de ayer 10 carrotanques abastecen del líquido las 24 horas a la población.

“Todo lo anterior hasta cuando entre en funcionamiento el pozo número 2”, dijo el gobernador encargado.

Anunció una investigación profunda contra la empresa operadora del servicio. Pese a ello, el miedo reina entre los habitantes porque hasta tanto no haya una solución definitiva a la problemática de falta de agua sigue latente la amenaza de una nueva protesta.

“Todo por ahora está tranquilo, no se han presentado brotes de desórdenes, pero existe el temor de disturbios”, señaló Moisés Moscote, veedor ciudadano de El Difícil, la cabecera municipal.

Por Agustín Iguarán
y Miguel Barrios