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En una investigación EL HERALDO conoció cómo fue capturado en Perú, Moisés Camilo Andrade Guevara, por su presunta participación en el asesinato del agente del CTI de la Fiscalía General de la Nación, Carlos Javier Martínez Fragozo, quien llevaba 15 años laborando en la Seccional de Justicia Transicional en Valledupar.

Los hechos sucedieron el 21 de octubre de 2023 en un centro de apuestas y loterías ubicado en la carrera 12 con calle 14 de la capital del Cesar. Allí, en horas de la tarde, se encontraba la víctima junto a un compañero de labores. Habían salido de su oficina a comer algún aperitivo en una panadería del sector. En este primer punto ya estaba dando rondas Andrade Guevara junto a Jhon Córdoba Rodríguez, ambos estaban ‘cazando’ al que sería su nuevo objetivo de atraco.

Lo que les llamó la atención de los dos agentes del CTI de la Fiscalía fueron las cadenas de oro y los celulares que llevaban consigo, quizás sin saber que se trataban de funcionarios públicos. Los dos delincuentes estaban acostumbrados a robar diariamente o al menos tres veces por semana en la ciudad, reveló una fuente judicial consultada.

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Martínez Fragozo y su compañero de trabajo salieron de la panadería, cruzaron la calle e ingresaron al sitio de apuestas, donde empezaron a realizar unos pagos. En ese momento fueron sorprendidos por Jhon Córdoba Rodríguez, quien les apuntó y despojó de todas sus pertenencias, a lo que los funcionarios accedieron, pero Carlos Javier, hizo un movimiento para entregar el celular y esto lo llevó a que se le notara su arma de dotación, por lo que el delincuente le disparó en repetidas ocasiones.

Los hechos por los que Carlos pierde la vida quedaron registrados en cámaras de seguridad.

Esto llevó a que el otro agente del CTI reaccionara con su arma de dotación hasta herir mortalmente a Córdoba Rodríguez, que huyó en una motocicleta conducida por Moisés Camilo Andrade Guevara.

Mientras estos dos delincuentes huían, Carlos Martínez Fragozo era trasladado a una clínica donde llegó sin signos vitales.

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En ese momento las autoridades tanto de Policía como del CTI iniciaron las investigaciones para dar con el paradero de los ladrones y no tardaron en conocerse los videos de las cámaras de seguridad del sector, en cuyas imágenes se observa cómo Andrade Guevara dejó abandonado a Córdoba Rodríguez, quien le suplicaba y se aferraba a él para que no lo dejará ahí solo. Este sujeto igualmente murió en una clínica luego de ser recogido por una ambulancia.

Información obtenida por la Fiscalía mediante testigos y redes de cooperantes establecieron que Moisés Camilo Andrade Guevara era catalogado como un desleal entre los delincuentes.

Se fugó

Fue así como este logró evadir a la justicia y llegar hasta Huancayo, Perú, donde se ocultó. En esta ciudad no estaba solo, se encontró con un amigo que al saber que en Colombia ofrecían una recompensa de 40 millones de pesos por información de su paradero, lo entregó.

“Un amigo con quien estaba en Perú se comunicó con las autoridades colombianas y dio las especificaciones de donde se encontraba este sujeto, todo esto motivado por la recompensa que se ofrecía, la cual se pagó”, indicó una fuente judicial.

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Debido a que la orden de captura emitida por un juez de la República por petición de la Fiscalía tenía la condición de circular Azul de la Interpol, las autoridades colombianas se comunicaron con la justicia en Perú, las cuales ejecutaron el arresto, solo para dar cumplimiento al requerimiento internacional, y Andrade Guevara es llevado a una cárcel peruana hasta su extradición a Colombia, a principios de este mes de septiembre.

“Le notifican la circular azul por un delito en Colombia sin darle detalles, cuando llega acá es que se le dice el porqué de la captura y se inician las audiencias concentradas”, señaló la fuente de la Fiscalía.

Judicialización

Ante un juez de control de garantías de Valledupar fue presentado Moisés Camilo Andrade Guevara, donde le fueron imputados por parte de una unidad especializada de la Fiscalía, los delitos de homicidio agravado, porte ilegal de arma de fuego y hurto calificado agravado.

“El testigo principal de los hechos relata de manera clara y concisa que usted señor Andrade Guevara conducía la motocicleta de color rojo con blanco y logra obtener el número de las placa que fue muy importante para el desenlace de la investigación. Además hay una entrevista de la compañera sentimental de Jhon Córdoba Rodríguez, quien lo reconoce a usted en el video de cuando de manera despiadada lo abandona, también indica que usted en repetidas ocasiones buscaba a su esposo para cometer atracos”, relató el fiscal en la imputación.

Finalmente Andrade Guevara no aceptó los cargos.

Bandas dedicadas al hurto

Las investigaciones de la Fiscalía en Valledupar, con el análisis de los casos de hurto registrados, les han permitido concluir que existen bandas organizadas dedicadas a cometer atracos diariamente.

“Actúan en una coautoría funcional, es decir roles, ha indicado la Corte Suprema de Justicia, que no es un concierto para delinquir ya que van cambiando el papel que realizan en cada atraco. Cuando existe un concierto es que las conductas que realizan permanecen en el tiempo”, detalló una fuente de la Fiscalía.

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En el caso de los sujetos antes mencionados que actuaron en el crimen del agente del CTI, se dedicaban a hurtar.

Moisés Camilo Andrade Guevara, para la fecha de los hechos tenía impuesta una prisión domiciliaria en su contra tras ser capturado en Mompox, Bolívar, por haber ejecutado un fleteo de 30 millones de pesos, y en el que actuó en la misma motocicleta en la que salía a robar en Valledupar y usó en el asesinato de Carlos Javier Martínez Fragozo.

“Estas estructuras criminales están organizadas para los hurtos, en este caso la investigación continúa porque, al parecer, hay un taxista involucrado. Hay una ruptura procesal para el juzgamiento del capturado y se sigue indagando”, reveló la Fiscalía.

Este individuo capturado se expone a una pena de 58 años de prisión, al ser vencido en juicio.

¿Quién era Carlos Javier?

Carlos Javier Fragozo era oriundo del municipio de Chimichagua. Se formó en un hogar de profesores, su padre Héctor Martínez y su madre Juliana Fragozo. No estaba casado y tampoco tenía hijos. En la seccional de Justicia Transicional se destacó por su trabajo sin tener alguna amonestación a lo largo de su trayectoria.