La destrucción de centenares de bóvedas en el Cementerio Central de Sincelejo, situado dentro de la zona urbana de la capital sucreña, ha generado diversas reacciones en la ciudadanía.
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Familiares de personas que reposan en el camposanto se han volcado en las últimas horas hasta este con la finalidad de encontrar respuestas oficiales sobre lo que está ocurriendo y al no encontrarlas se han alterado al punto que ha sido necesaria la intervención de la Policía. Además la movilidad también se ha visto afectada.
Lo cierto es que durante esta semana no han estado abiertas las puertas del cementerio y tampoco se han realizado nuevas sepulturas, por lo que a raíz de ello la ciudadanía se las ha ingeniado para ingresar y ver de cerca lo que ocurre y con lo que se han encontrado es con la destrucción de al menos 300 bóvedas de cemento, en especial las que están en la parte trasera.
Una defensora de Derechos Humanos que reside en el sector y que llegó al Cementerio Central le dio la razón a los centenares de ciudadanos que se encontraban en este diciendo que “a ellos les tenían que informar sobre el derrumbe o cualquiera de las actividades a desarrollar en este lugar porque ustedes debían reubicar los restos de sus familiares en otro lugar y si no lo tenían la administración debía ayudarles en esa reubicación”.
La ciudadanía dijo que se ha enterado por lo que ha visto en las redes sociales y por eso se ha acercado al cementerio a buscar información sobre los restos de sus familiares y no se las han suministrado.
Orden judicial
Sin embargo, EL HERALDO conoció que esta intervención la realizan en cumplimiento de una orden judicial que tiene por objeto hallar los restos de Julio César Blanco Vides.
La historia la narró este medio el 24 de febrero del año 2020 y la autora de ella es Cleider Almanza Blanco, hermana de Julio César, y quien lo está buscando desde hace 26 años.
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Cleider en su momento le dijo a EL HERALDO que había emprendido una batalla jurídica contra la Alcaldía de Sincelejo para que demuela una parte de las tumbas del Cementerio Central y le permita a la Fiscalía General de la Nación extraer de una fosa común unos cadáveres entre los que puede estar el de su hermano.
Julio César, que para ese entonces tenía entre 28 y 30 años, salió de la vereda La Reforma (Carmen de Bolívar) a encontrarse con su papá para que lo reconociera como su hijo. Nunca más regresó.
Su familia, y en especial Cleider, volvió a saber de él a finales de 2017, cuando la misma Fiscalía General de la Nación le hizo saber que esos restos estaban, posiblemente, en el cementerio de Sincelejo.
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Con esta información, Cleider, víctima de violencia sexual, y líder en los Montes de María y defensora de Derechos Humanos, comenzó ante los estrados judiciales de Cartagena la búsqueda de esos restos para salir de la duda. Asegura que si son de su hermano, lo único que quiere es darle cristiana sepultura para aliviar un poco el dolor por la desaparición de Julio César.