La naturaleza y el hombre eran uno solo, pero la inteligencia se desvió. Los testimonios usados en ésta crónica son las palabras, en un español entrecortado, de Ramón Gil, líder y representante de los wiwa en la Guajira, etnia indígena de la Sierra Nevada de Santa Marta que ha visto desde lo alto de sus montañas cómo la naturaleza está cobrando todas las que el ser humano le ha hecho.
“ Ya cansé de repetir, es la última vez que lo digo, pronto la naturaleza nos va acabar, la naturaleza está bravo con nosotros, ya han profanado los sitios sagrados, han profanado los minerales y acabado con naturaleza, ella está diciendo: ojo no me toque más, ojo lo voy a cobrar, ahora cobro pequeña parte con avalancha, hizo mucho y falta, apenas cobra una parte, después será más grave¨, dice Ramón, con sus gestos pausados y tomándose la cabeza.
Asegura que ya está enfermo, que se siente mal al ver que las personas cada vez actúan como no es debido. Afirma que el conflicto, la violencia, lo material hizo perder el sentido del contacto del hombre con la naturaleza y ahora contaminó el mundo.
Todos deben cambiar de actitud. Para los wiwa la Sierra Nevada es un símbolo sagrado, el corazón del mundo y si ella ésta amenazada por tantos fenómenos naturales es culpa de la mala acción del hombre que desde hace un tiempo viene sometiendo indiscriminadamente a los verdaderos frutos de la tierra.
“Sino cambiamos actitud ya esto se acabará en menos de diez años, ya empezó todo con avalancha, sabedores dijeron que 2012 pasa algo grave, pero ya inició y pa el otro año es peor, la naturaleza pagará justos por pecadores, indígena respeta, hermano menor no¨, aseguró preocupado.
Ramón reprocha a todos aquellos que de pronto, de manera inconscientemente y otros no tanto, están acabando con el planeta.
Los dioses, el hombre y la naturaleza. En los últimos diez años miembros de la etnia wiwa han tenido que salir de sus resguardos hacia la ciudad en lugares como la casa indígena en Riohacha ante calamidades invernales: avalanchas, inundaciones y derrumbes.
Ellos aseguran que les han quitado la tranquilidad de estas comunidades y que ven esta situación como un aviso de los dioses. ¨Kunkuchina (Dios) también avisa, dice: hijos entiendan, busquen camino derecho y verdad, no negativo, por eso se moverá la tierra, se apagará el sol o se absorberá la tierra, todo quemara, según sabedores¨, explican para que todos entendamos que debemos cambiar nuestras acciones.
Por el momento, mientras no exista un cambio de actitud por parte de la humanidad, las catástrofes cada vez serán mas fuertes y lo peor es que de eso, ya todos somos conscientes, pero nadie hace nada.
Los wiwa solo piden a los dioses ser justos con quienes han sabido tratar la tierra, y que celebran el 31 de diciembre como una alabanza a ella, a sus ancestros: ¨ Respirar con la naturaleza gozar con ella, pedir perdón a Cerancua (como también se le denomina a Dios), ojalá hermanito menor entendiera, la transformación va en la mente de cada humano¨.
La tierra muere. “La Sierra Nevada de Santa Marta es un corazón del mundo y está enfermo, si el corazón está enfermo y debilitado está agonizando, muere poco a poco”.
Con esta sentencia, los wiwa esperan que el nuevo año haga reflexionar a los habitantes de la tierra, mientras que otro miembro de la etnia que se encuentra en la casa indígena de Riohacha, Evangelio Conchucal, nos despide diciéndonos: ¨Kugui Umpusi¨, que traduce: Feliz año.
Por Camilo Parga y Sandra Guerrero Barriga