Compartir:

Eran las 6:00 de la tarde del lunes cuando vecinos de la finca ‘San Cayetano’, a la entrada del corregimiento San Antonio, de Sincelejo, vieron a cuatro personas salir en un carro mula cargado. El miedo se apoderó de ellos. Para muchos era algo fantasmagórico, pues días antes habían escuchado que aparecía un hombre que amarraba a todo aquel que se acercara al predio.

La curiosidad era más fuerte que ese comentario que nunca pudo ser comprobado y entraron a la finca, no por la puerta, sino pasando por escombros de lo que días antes era una pared.

El ambiente era desolador: objetos tirados, muebles fuera de lugar y un Divino Niño debajo de su gruta con una sola mano en señal de victoria, la otra se la habían amputado los amigos de lo ajeno en su afanoso trasteo.

Los moradores centraron su mirada en una pared en la que desde hacía más de un lustro permanecía la cabeza del ‘El Balay’. No estaba, aquel animal no lo habían dejado descansar ni después de muerto. Lo mataron en Carrillo (Córdoba) y su cabeza, que como el mayor de los trofeos lucía don Arturo Cumplido (Q. e. p. d.), su dueño, se la habían robado.

Fue tanto el amor que este ganadero y criador de toro bravo le profesaba a este animal que le pidió al maestro Julio Abel Fontalvo Caro (Q. e .p .d.) que le compusiera una canción.

Cuando se inició en 1974 el Festival Sabanero en Sincelejo empezaron a regresar muchos de los que se habían ido de la ciudad, entre esos Fontalvo, que integró el jurado y antes de irse se encontró con don Arturo.

'La canción era a un toro, ‘El Balay’. Él (Fontalvo) anotó los datos, don Arturo le dio para los pasajes y se fue en bus para Bogotá. Antes de llegar a Planeta Rica ya tenía la mitad de letra y cuando pasaba por Medellín ya la había terminado. Ahí se quedó y la grabó con Alcides Díaz', afirmó el periodista Alfonso Hamburger.

La bestia había muerto años antes a manos de un sincelejano que le introdujo unas banderillas envenenadas en venganza por la muerte de su hermano. En animal, que nació en la hacienda ‘Santa Teresa’, en Sucre, había matado a muchas personas.

'Había un toro muy rejugado, era ligero como un rayo, dicen que como ese ya no hay. Era criollo ‘cachi encontrao’ y valiente, de color bayo, por eso don Arturo le puso ‘El Balay’', dicen la primera estrofa de la canción, que recientemente fue grabada por Beto Zabaleta.

Asombrados, los vecinos de San Cayetano, no esperaron más y llamaron a la Policía. Una patrulla llegó, recuperó algunos elementos y capturó a tres hombres y una mujer, pero ‘El Balay’ no apareció.

Los capturados fueron identificados como: José Ángel Ávila Romero, Edgardo Gabriel Támara Morales, Katerine Romero Morales y Luis Simón Solano Pérez.

Los hermanos Cumplido, compungidos más por el valor sentimental que por el económico de lo hurtado, prefirieron guardar silencio.

Para ellos, la cabeza de ‘El Balay’ era un monumento, una leyenda y una parte del eterno legado de don Arturo.