En el verde agudo de las sabanas del corregimiento El Campano, Pueblo Nuevo, en Córdoba, ayer no se bailó cumbia porque el sentimiento de tristeza era más fuerte.
A pesar de ello la despedida de Aniceto Molina, el hijo más ilustre de esta tierra, fue como tenía que hacer: con la esencia innata del vallenato, encarnada por los eminentes Aníbal Velásquez y Calixto Ochoa, entre otras figuras ilustres exponentes de este género.
Junto a su padres
La cita en torno al acto fúnebre de Aniceto fue en la finca La Florida, propiedad del ‘El Tigre de la Sabana’, por cuyos senderos caminó cuando pequeño y a la que en la noche del sábado le tocó regresar, pero en el interior de un ataúd donde reposaban sus restos mortales.
Al mediodía llegaron los amigos, familiares, conocidos y fanáticos del intérprete de La Cumbia Sampuesana y El Diario de un Borracho, entre otras piezas, que hacen parte de la colección musical de los seguidores de su trayectoria.
El cantautor fue sepultado junto a las tumbas de sus padres Miguel Antonio y Aurora María, tal como siempre lo deseó.
Ayudó a sus paisanos
Junto al ataúd también fueron sepultados cientos de hojas de papel con mensajes que sus seguidores le hicieron llegar a sus familiares a través de las redes sociales, así como un afiche desde El Salvador.
Previo a los actos religiosos la niña Ibeth Vergara expresó en nombre de todos los habitantes de El Campano que a través de la Fundación AMA Internacional, el cantante Aniceto Molina siempre se esmeró en mejorar la calidad de vida de sus coterráneos a través de soluciones de vivienda, trabajo y obras sociales.
Tres días de duelo
El alcalde de Pueblo Nuevo, Fidel Mercado González, mediante decreto expresó condolencias a su familia y ordenó tres días de duelo e izar la bandera a media asta en todas las sedes oficiales del municipio.
‘El Tigre sabanero’ siempre mostró su fiereza cuando de interpretar el acordeón o alguna pieza musical se trataba, por eso cuando los seguidores y amigos se enteraron de su deceso, ocurrido el lunes 30 de marzo en el hospital universitario de la ciudad de San Antonio de Texas (Estados Unidos), no dudaron en afirmar que se fue el mayor representante de la música vallenata y de la cumbia por la que Colombia es ampliamente reconocida en el exterior.
50 años en la música
Y es que las canciones que grabó a lo largo de sus casi 50 años de vida artística hablaron, y lo siguen haciendo, por sí solas. Cuarenta y nueve producciones musicales realizó el pupilo más aventajado de Aníbal Velásquez, entre las que se destacaron: Hace un mes, Cuando el hombre llega a viejo, El peluquero, La brujita, El machito, El diario de un borracho, Fiesta cumbiera, La campanera, Las cintas cumbiamberas, Pon fin cayó Mercedes, El Cuiniqui, Pedro El Escamoso, entre otras.
También realizó innumerables giras de conciertos por Centroamérica, Suramérica y Norteamérica. Precisamente en Centroamérica, en países como Honduras y El Salvador, era considerado un ídolo por su gran legado como embajador de la cumbia y el vallenato.
Aniceto Molina también vivió en Ciudad de México entre 1973 y 1984, año en que emigró a San Antonio, Texas, en Estados Unidos, país donde a causa de una afección pulmonar su voz se silenció para la eternidad, dejando un legado con sabor a juglaría y sapiencia artística.