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El potencial de riqueza en la ruralidad de Colombia no solo es agricultura y ganadería; también lo es la minería, el petróleo, las hidroeléctricas y la infraestructura; dijo el exministro de Agricultura y presidente de la firma Lizarralde y Asociacios, Rubén Darío Lizarralde, al analizar en el Foro Caribe Agro de Valledupar, lo que es cumplible o no el acuerdo de paz con las Farc, de cara al posconflicto.

'Me quiero focalizar no solo en el acuerdo uno, sino en el cuatro, creo que el tema del narcotráfico, de cultivos ilícitos está atado al acuerdo uno, y este no solamente es de agricultura, es de la ruralidad del país, y si hay algo que está pendiente con el desarrollo económico, con acabar la pobreza extrema, es que le pongamos atención al potencial de riqueza que hay en esa ruralidad', dijo.

Indicó que al campo le hace falta infraestructura para el manejo del agua y las vías. 'Si nosotros manejamos el desarrollo económico y rural, no política, ni politiqueramente, sino empresarialmente, con seriedad, aprovechando recursos que no tiene el presupuesto nacional y por eso es tan importante las alianzas público-privadas, no solo en las vías como se han expresado en el tema de las 4G, sino en todo el potencial de generación de riqueza en la ruralidad de Colombia, seguramente vamos a vivir en el país que nos merecemos'. Cuestionó que después de que la mayoría de los colombianos votara por el NO; se inició un proceso que lamentablemente no estaba avalado por los ciudadanos.

'Si ese día como estaba previsto, o lo habían planteado todas las empresas encuestadoras, como lo creía todo el mundo, hubiera ganado el SI, ese proceso hubiera tenido la bendición de los ciudadanos colombianos; pero de ahí en adelante lo que se hizo fue empezar a manipular las instituciones y a desestructurar la columna vertebral que siempre nos ha dado en este país la seguridad, bien, regular o mal, que nos ha permitido fortalecernos democráticamente', sostuvo.

'Queremos la paz, pero no como la quiere la minoría que en definitiva ha ido estableciendo unas reglas de juego, des-institucionalizando al país, que nos pone de futuro en un riesgo extremadamente grave', precisó.

VERDADES GENERALES CONTRA LETRA MENUDA.

Aurelio Suárez, analista y catedrático en políticas públicas agrarias de la Universidad Externado de Colombia, señaló que de acuerdo a lo que se puede o no cumplir en el acuerdo con las Farc, existe un debate de verdades generales contra letra menuda, en cuanto a su contenido.

'Hay dos acuerdos, en cuanto al punto agropecuario específicamente, el del 6 de junio y el otro de noviembre, y quiero decirle lo siguiente: cuando quienes defendían el NO hacían propuestas para ajustar el acuerdo inicial, por lo menos las que salieron a la luz pública, todas quedaron plasmadas en el nuevo acuerdo, por ejemplo en el caso específico de las zonas de reserva campesina; en el primer acuerdo de junio, decía en el último párrafo: ‘en el marco de los proceso de constitución de reserva campesina el gobierno como resultado de mecanismos de concertación definirá’ , y en el nuevo acuerdo dice: ‘en el marco de procesos de constitución de zonas reserva campesina que se harán por parte de la autoridad competente de conformidad la normatividad vigente’; hubo un cambio, es decir quedó específico que es con Ley 160 de 1994', manifestó.

Explicó que 'es más se agregaron elementos que no tenía el primer acuerdo, elementos que quienes defendieron el NO así lo reclamaban, por ejemplo dos conceptos nuevos, me refiero a un criterio que se llama de desarrollo integral del campo, que era un reclamo de quienes estaban con el NO, y era que la agricultura a gran escala no se tenía en cuenta en el primer acuerdo, que solo simpatizaba en economía campesina familiar cooperativa, efectivamente ese criterio quedó incluso incluyendo como actores dentro del acuerdo a agentes no propiamente del mundo rural como exportadores, empresas de agro-negocio, multinacionales del agro y negocio internacional, etc'.

'Y se introdujo uno nuevo, que es el famoso concepto de asociatividad entre empresarios, intermediarios, exportadores del agro-negocios y campesinos; entonces mi primer punto es ese, que el nuevo acuerdo que en lo fundamental políticamente unificó a los del NO y a los del SÍ, los del No se fueron a lamesa pusieron unas peticiones y el Gobierno las aceptó, y las llevaron y las firmaron en la mesa de La Habana con las Farc. Los puntos que públicamente se presentaron como reparos se aceptaron. Estoy seguro que cuando el Gobierno trate de cumplir por ejemplo de entregarle baldíos a empresas de agro-negocio internacional creo que va a cumplir parte del acuerdo', dijo.

No obstante, precisó que en el acuerdo con las Farc en todos sus puntos no se negoció ni el modelo económico, ni la estructura política, ni el diseño social del país. Sin embargo, dijo que 'el acuerdo rural tiene una cosa que haría que yo no lo firmara, y es que se hizo en el marco de la globalización, o sea de los TLC, en ese marco que tanto nos ha hecho daño a los 2.700.000 productores agropecuarios que hoy estamos dedicados a vivir del campo en Colombia, y en ese sentido tampoco hay diferencia entre los del SÍ y los del NO; porque de hecho uno de los gobiernos que lideró el No firmó el TLC y el otro lo puso en marcha, luego es un acuerdo en el marco de la globalización.

En consecuencia hay un acuerdo de consenso inicial que tiene unos grandes ausentes, que son los 2.700.000 productores agropecuarios'.