Uno de los retos a los que se vienen enfrentando las Instituciones de Educación Superior (IES) del país debido a la crisis por la propagación de la COVID-19 es evitar una masiva deserción de sus estudiantes.
Según un informe del Observatorio de Educación de la Universidad del Norte, la deserción universitaria en los departamentos de la región Caribe durante los últimos años ha oscilado entre el 9% y 11%, siendo superior al promedio a nivel nacional.
En el 2018, el departamento más afectado con la deserción universitaria fue Bolívar, con una tasa de 9,5%, seguido de La Guajira (9,1%), Sucre (8,9%), Cesar (8,8%) y Atlántico (8,6%). Tan solo los departamentos de Magdalena (7,4%) y Córdoba (6,5%) estuvieron por debajo del promedio nacional, que fue calculado en 7,9%.
Esta situación ha prendido las alarmas entre las autoridades del sector educativo y las directivas de los claustros universitarios, debido a las afectaciones a la productividad y el desarrollo de la región.
Para Jorge Valencia, coordinador del Observatorio de Educación de Uninorte, el principal factor que lleva a la deserción de los estudiantes es la falta de recursos.
'En la medida que las familias vean comprometidos sus ingresos, una de las decisiones que deberán tomar están relacionadas con posponer –temporalmente– el ingreso de sus hijos a la educación superior', dijo.
Valencia también expresó que un porcentaje de estudiantes –que no ha sido cuantificado– no pueden acceder a los procesos de transformación, lo que puede incidir en el incremento en el porcentaje de deserción.
Sostuvo, además, que esta situación podría tener un efecto negativo a mediano y largo plazo en la conformación de la fuerza de trabajo en la región.
Por último, indicó que si bien las universidades y el Gobierno nacional se han planteado acciones para que los estudiantes continúen sus procesos de formación, es necesario que el trabajo sea mancomunado para promover el acceso y permanencia de los estudiantes.