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Dunen Muelas todavía recuerda cómo en su infancia un grupo de niños y niñas salieron detrás de varios miembros de las FARC, corrieron y corrieron, tratando de impedir el robo de un ganado. Esa fue una de las primeras acciones de resistencia que esta mujer arhuaca, hoy secretaria técnica de la Comisión Nacional de Mujeres Indígenas, practicó con el único fin de no aceptar la violencia que los ha perseguido desde la época colonial.

En un informe que la Escuela Intercultural de Diplomacia Indígena, la unidad asociada al Centro de Estudios de Conflictos y Paz de la Universidad del Rosario, en coordinación con las mujeres de la Confederación Nacional Indígenas Tayrona y las autoridades del pueblo Arhuaco entregaron a la Comisión de la Verdad el pasado jueves, se detallaron cerca de 17 prácticas de resistencia de mujeres de este pueblo indígena ante más de 22 tipos de hechos de violencia en la época colonial y más de 20 durante el conflicto armado que se recopilaron en dicho documento.

Aunque entre la violencia ejercida por los Capuchinos y la ejercida por los grupos armados ilegales y legales durante el conflicto armado distan varios siglos, en ambos periodos las prácticas de violencia fueron muy parecidas, según detalla el informe.

Es así como las mujeres indígenas, en ambas épocas, sufrieron el dolor de ser separadas de sus hijos.

'La colonización no es única del siglo XVI, sino del XX y XXI. Hay muchos archivos del despojo de tierras, robo de niños indígenas de sus familias e intentos de desaparición forzada en tiempos recientes', refirió el profesor de la Universidad del Rosario Bastien Bosa.

El profesor comparó que mientras en la época colonial niños y niñas indígenas eran robados y separados de sus familias por los orfelinatos, durante el conflicto armado también los grupos ilegales reclutaron menores en la Sierra Nevada de Santa Marta.