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Nada que termina el dolor de cabeza de las altas tarifas de energía para los habitantes de la región Caribe. Pasan gobiernos y el suplicio continúa. Ni Gustavo Petro –que ofreció poner fin a la pesadilla– ha podido terminar con la tortura. Alcaldes y gobernadores tampoco hacen bien la tarea. Sus promesas de campaña no se cumplen. Mientras tanto, millones de habitantes de la región Caribe están al borde de la desesperación colectiva porque las facturas se han vuelto impagables.