Durante los últimos desfiles, tanto femeninos como masculinos, hemos visto que son varios los diseñadores que han incluido los cuadros escoceses dentro de sus colecciones, lo cual los ha convertido en una tendencia del vestir a pie de calle que va y viene con frecuencia. Pero fuera del juego de estilo que este propone, vale la pena hacer un breve recorrido por su historia llena de tradición y cultura.
Este tipo de trama tiene sus inicios durante el siglo dieciocho, en el que las familias más distinguidas de Escocia portaban el tejido como símbolo aristocrático y como elemento que permitía, a su vez, diferenciar un clan de otro. Anteriormente, el también llamado tartán era fabricado en lana y sus tonalidades eran producto de la coloración obtenida por vegetales que variaban según las regiones.
Una de las prendas más populares elaboradas en este tejido es el kilt, también conocido coloquialmente como falda escocesa, una prenda masculina que bien podría ser reconocida como la embajadora de ese país ante el mundo y que ha sido reinterpretada por diseñadores en múltiples ocasiones, sobre todo en la segunda mitad del siglo pasado.
A finales de la década de los 80 y entrados los 90, el recién nacido movimiento del grunge adoptó a los cuadros escoceses como suyos, sobre todo en camisas leñadoras, que hacían conjunto con jeans desgastados y jerséis descuidados, todo al mejor estilo de bandas como Nirvana y Pearl Jam, quienes impulsaron esa estética en aquel entonces.
En la actualidad, el tartán sigue siendo fuertemente protegido en Escocia, en donde existe hasta una entidad que regula su uso adecuado y que cuenta con un extenso registro de cada una de sus variaciones. Sin embargo, la masificación del diseño se ha expandido por todo el mundo con ayuda de la estampación, proceso que no requiere ningún tipo de técnica artesanal.
También existe una variedad de marcas que han convertido a los cuadros escoceses en su propio estandarte, como la firma inglesa Burberry, que hace más de 100 años decidió usar los grabados como forros para las prendas de lluvia. Hoy día es común verlos en cualquier tipo de productos de la marca, desde abrigos hasta perfumes, y ya hasta se le conocen popularmente como 'los cuadros Burberry'.
Recientemente, algunas casas como Balenciaga, Isabel Marant y Hermès han apostado por este tipo de trama cuadriculada que sin lugar a dudas seguirá transformándose en forma y color durante los años venideros y que, por ende, no podrá hacer falta en tu vestuario.