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A las 7 a.m. se reúnen casi que a diario cuatro mujeres para practicar natación. Solo se necesita una piscina donde practicar, un vestido de baño enterizo, un gorro y las gafas. Antes de empezar la clase se duchan para ingresar a la piscina. Una vez dentro del agua, empiezan el calentamiento con pataleo y ejercicios de movilidad para los brazos. Es una clase casi personalizada, pues así el entrenador Eduardo Movilla, con más de 50 años de experiencia, puede observar que cada una de sus alumnas esté haciendo correctamente los ejercicios.
Tras el calentamiento empieza la clase.

Esta vez centraron la rutina en practicar los cuatro estilos básicos de la natación: libre, espalda, pecho y mariposa. Empezaron con libre, que consiste en nadar boca abajo, haciendo brazadas y moviendo las piernas sin doblarlas mucho y estirando los pies. Luego, continuaron con espalda, haciendo movimientos de brazos y piernas similares al libre, pero boca arriba.

'Generalmente trato de enseñarle a los adultos a que tengan estos dos estilos básicos y les enseño 'perrito' (el estilo), como le llamamos, para que se sostengan en la parte honda. Son ejercicios sencillos para que una persona vaya a un sitio y no sienta que está haciendo el ridículo. Al contrario, que sabe nadar y que no le va a pasar nada en la piscina', dijo el entrenador.

La clase continuó con el nado mariposa que es un estilo simétrico en el que piernas y brazos realizan movimientos simultáneos todo el tiempo. En el caso de los brazos, el recobro y el impulso se realizan dentro del agua. La patada que se utiliza es de delfín, es decir, con las piernas juntas, moviéndose hacia abajo y hacia arriba.

Por último, y luego de un breve descanso, las alumnas realizaron las seis repeticiones de pecho. Este estilo consiste en nadar boca abajo, los movimientos de los brazos y piernas son simultáneos. Aquí, a diferencia de los demás, no hay brazada aérea. Los brazos hacen círculos dentro del agua y las piernas se encogen para luego estirarse por medio de un impulso en el que al mismo tiempo los brazos regresan al frente verticalmente. Con eso se termina el entrenamiento que duró una hora.

Luisa Infante es una de las alumnas que estuvo en la clase y que más tiempo lleva practicando natación. De sus 23 años de vida, 13 se los ha dedicado a este deporte. A pesar de que por un tiempo suspendió sus entrenamientos luego de sufrir una lesión en la rodilla, los retomó ya que 'le ayuda en su recuperación' porque son ejercicios sin impactos. De los siete días de la semana, dedica cuatro a nadar en la Academia de Natación Eduardo Movilla, ubicada en el barrio El Prado.

Otra de las alumnas es Luz Karime Rada, médica general que, como Luisa, asiste a las clases entre semana desde hace dos meses y ya está 'notando los cambios' en su mente y su cuerpo.

Luz Karime explica que entre los beneficios que trae practicar natación se encuentra 'el aumento de la capacidad vital a nivel pulmonar y, al trabajar todo el cuerpo, se fortalecen los músculos y se baja la grasa a través de la resistencia del agua'. Por eso, tanto ella como Luisa, recomiendan este deporte que también funciona para liberar el estrés dentro del agua