Camiseta de Junior, $120.000
Boleta para el partido, $50.000
Frías en el estadio, $30.000
Eliminar a Millonarios, después de un 3 a 0… no tiene precio. (Trino de Eloy Barandalla)
Y así fue. Las redes sociales hicieron lo suyo desde las 9 de la noche, cuando lo improbable sucedió, cuando lo imposible se convirtió en una palpitante realidad, cuando las leyes de las estadísticas, de las matemáticas, de la ciencia, quedaron pulverizadas por la energía arrolladora de la mística, la enjundia y el espíritu: la convicción colectiva de que era factible.
De este a oeste,
De norte a sur,
el Junior hoy
se comió a la gallina azul.
(Trino de Xilena Sales)
Y así, todo el que tuvo acceso a un teclado se expresó a su manera. Fue un desahogo. No había de otra: había sido una semana de pesadilla, en la que sabíamos qué se traía la hinchada, la cual había llegado al extremo de perdonar rápido el desastre del Campín y convidar a una caravana para llevar protegidos a los 18 guerreros al Metropolitano.
Eso te pasa por meterte con papá. (BB de Giselle Lacouture)
Se sabía, entonces, qué urdía la hinchada, convidándose mutuamente, animando a los golpeados, recordando otros momentos donde lo quimérico había emergido, diciéndose frases de fe, así en el fondo no estuvieran tan convencidos: la vieja Barranquilla, presionada por la modernidad para ser una ciudad racional y sensata, había mostrado lo mejor de su atávica irracionalidad, convenciendo y a la vez convenciéndose de semejante locura.
Nunca desistas de tus sueños. Sigue las señales y logra cada sueño que tengas.(Trino de Diana Paola Doupe)
En efecto, anoche las redes sociales ardían con la misma leña que ardía la pasión en las calles, el sudor, las lágrimas y la sangre bullente de aquellos a quienes les alcanzó la fe para ir a sufrir en las mismísimas locaciones del Estadio Metropolitano. Ellos, declarados por Jorge El Patrón Bermúdez “figura de la cancha”, se hicieron sentir, quizá como nunca antes esta afición lo había hecho. Fueron hombres de fe cuando los escuchábamos gritar, en el trasfondo de las voces millonarias de la Futbolmanía, de la prepotente cuña de Pepsi, una y otra vez, sin claudicar ni en los más fieros ataques azules, que sí se podía: lo hicieron con tal convicción que —si alguno de los 18 guerreros no se lo creía— con toda seguridad terminó creyéndoselo. Ejercieron una vez más, con tesón, esa condición, autoflagelante, de ser hinchas del Junior. Una vez más, sufrimos y sufrimos. Una vez más, ganamos.
Millos, campeón 2011! Recibe este y otros chistes en tu celular, enviando la palabra “Sueñen bogotanos” al 2447. (Trino de María Ángela Nicolella)
Es cruel burlarse ahora, como tantos lo hacían anoche. Es preciso mostrar hidalguía, don de gentes, todos esos valores que nos son inherentes de nuestros mayores. Pero tampoco podemos olvidar lo que ocurrió desde el domingo pasado, después del desastre de la Bogotá. En los foros de los medios capitalinos se lanzaron los peores improperios contra los derrotados: se habló de sancocho de tiburón, se no tildó de bestialistas en uno de cada dos frases, se nos enrostró cada gol como si no dolieran cual puñaladas, y en la cresta de la ola venenosa…los medios capitalinos.
Capítulo aparte para ellos. Se fijaron en su agenda la meta dudosa de un clásico capitalino y comenzaron a acariciar aquella quimera en cada alocución y en cada titular. No podían disimularlo, ni por respeto a esa inmensa audiencia costeña, (quizá tan grande como la bogotana). Parecían soñar con la jugosa pauta comercial del país andinocéntrico, con los miles de millones de los patrocinadores oficiales, quizá con no tener que tomar un avión para cumplir con su deber. La Futbolmanía ayer fue un funeral, ni aun con el tercer gol disimulaban su compromiso azul. Todo lo que narraban tenía como protagonista a Millonarios. En plenos penaltis, uno de ellos dijo que tenía el presentimiento —al final fallido— de que “esta iba a ser la noche de Nelson Ramos”. (Y terminó siendo la noche de ese uruguayo lleno de entereza, llamado Sebastián Viera)
Receta de cocina: nunca sirvas el tiburón cuando todavía esté vivo. Te atragantas con una espina y al final lo vas a lamentar. (Trino de Alberto Salcedo)
En efecto, la red se volvió jocosa. Convocó a una movida noctámbula en la 84, se burló hasta la saciedad, cobró con júbilo el oprobio de los últimos días.
Ya le entregaron los resultados de la prueba de ADN a Millonarios. Está confirmado. Junior es su papá (Trino de César Lorduy)
Y queda una historia por contar. Esa la relataremos mañana, con más calma. El evento motivacional que organizamos el martes, en la sede de la concentración, con un vibrante discurso del padre Alberto Linero y un video realizado por Cristian Verbel. De eso hablaremos después, por ahora vivamos la quinta de las cuatro fiestas, y esperemos que haya una sexta… Y, ¿por qué no? una séptima…
Por Ernesto McCausland Sojo