Aficionados del Junior de Barranquilla expresaron su inconformidad con la mala organización en la venta de boletas para la gran final del fútbol colombiano.
A los estancos y establecimientos comerciales se les había agotado desde la noche del viernes la boletería.
A pesar de que las boletas se encontraban agotadas los revendedores ofrecían tiquetes de cualquier localidad y por cualquier cantidad requerida. Hasta 20 boletas se le puede comprar.
Quejas de que los estancos y establecimientos donde estas son vendidas favorecían a los revendedores, haciendo negocio con ellos y perjudicando de esta forma al aficionado, se escucharon de hinchas de diferentes puntos de la ciudad.
También hubo reclamos por parte de las personas que hicieron cola en el coliseo Elías Chegwin, donde muchos denunciaron que agentes de la policía actuaron como cómplices de los revendedores favoreciendo a estos para la reventa de boletas.
Ricardo Pérez, estudiante universitario de 22 años, cuenta que recorrió la mayoría de estancos que se encuentran en la calle Murillo desde temprano en la mañana para conseguir su tiquete sin ningún éxito y que llegó al Elías Chegwin con la esperanza de conseguirlo.
“Es una falta de respeto para el hincha juniorista llegar aquí y ver que los revendedores tienen hasta 50 boletas y que los policías le hacen la segunda para vendérselas y uno se tenga que aguantar esta tremenda fila”, expresó Pérez.
A las 4 de la tarde, en el Elías Chegwin, se presentó un incidente en donde un grupo de hinchas, que hicieron fila y se quedaron sin boletas, intentaron linchar a un revendedor que tenía en su poder unas 100 de estas para la final.
“No es posible que uno haga cola por más de tres horas y estos manes se queden con todas las boletas, y para rematar la policía esté de su parte”, dijo Luis Cuida, caddie de golf.
Por el momento el que quiera asistir a la gran final de la Liga Postobón II tendrá que pagar el doble de lo que cuesta la boleta de cualquier localidad.