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El destino se confabuló. Los planetas se alinearon. La suerte corrió de este lado. La fortuna se vistió de rojiblanco. Lo que parecía una utopía, finalmente se dio. Junior venció este sábado 2-0 al Deportivo Cali, en Palmaseca, y las Águilas dieron el golpe de la jornada al derrumbar al líder Tolima (lo superó por 1-0, en Ibagupe), que hasta ayer venía parecía intratable, sumando 12 de 12 en las primera cuatro jornadas de los cuadrangulares semifinales de la Liga BetPlay II-2023.

Junior sigue ‘vivito y coleando’ en el Grupo A, pero lo más importante, llega a la última jornada dependiendo de sí mismo, para jugar una verdadera ‘final’ ante el Deportes Tolima, en el Metro, donde se definirá el ganador del cupo a la final de la Liga II.

Con la victoria de ayer, los dirigidos por Arturo Reyes llegaron a 10 puntos, quedando a dos unidades del líder, el Tolima (12).

Para lograrlo, Carlos Bacca se vistió de ‘héroe’. El delantero porteño mostró las ‘charreteras’, se montó a Junior en el hombro y lo llevó hacia la victoria con un doblete mágico, que puso a festejar a los hinchas rojiblancos en una jornada para el recuerdo.

Las cosas empezaron bien para Junior desde el pitazo inicial. Tras la alegría que produjo el triunfo ‘in extremis’ —el gol fue al minuto 88— de las Águilas, llegó la expulsión tempranera del azucarero Gustavo Ramírez, que vio la roja a los siete minutos y despejó aún más el panorama para los rojiblancos, que veían como el destino —caprichoso muchas veces— les hacía un nuevo guiño.

A partir de ahí, fue todo para Junior, que demoró para encontrar las vías para abrir el marcador en el estadio de Palmaseca.

Enamorado, Vladimir Hernández y Déiber Caicedo tuvieron el gol en la primera parte, pero la puntería no estaba afinada.

Los rojiblancos no se desesperaron. Manejaron el partido a ‘fuego lento’, hasta que llegó el tanto que desequilibró la balanza.

A los 58’, Bacca, ese goleador insaciable que tantas críticas injustas recibió, sacó lo mejor de su repertorio para mandar al guardar el balón con un cabezazo certero.

No conforme con eso, el porteño sentenció las acciones a los 65’, ‘pescando’ un rebote dentro del área, para sacar un latigazo certero, para el 2-0 final.

Ahí acabó todo, porque no solo el Cali se entregó, sino que a los 75’ la afición verdiblanca invadió el campo —tras un gol del Cali bien anulado por el VAR— y obligó a la suspensión definitiva del juego.

Triunfo valioso del Junior, que sigue con vida y con la posibilidad de pelear por ese cupo a la final en casa, ante su gente, en un partido con aroma a final. ‘La pelea es peleando’, y Junior se mantiene firme en esa contienda.