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Prácticamente todos están de acuerdo. Hinchas, periodistas, los jugadores y el técnico Alexis Mendoza coinciden en afirmar que al Junior le quedó faltando uno o dos atacantes de peso para afrontar con más dientes la final contra el Medellín. Hasta el presidente Alfredo González-Rubio, que al principio de año consideraba que la contratación de Yorleys Mena era suficiente para llenar el vacío ofensivo que existía en el equipo, cambió de opinión tras la final ante Medellín. 'Nos faltó un delantero más', reconoció cuando ya era demasiado tarde.

Junior una vez más salió perdedor del estadio Atanasio Girardot en una final. Ya había ocurrido lo mismo en 2014 y en 2015 frente al Atlético Nacional. Esta vez el verdugo fue ‘el Poderoso’, que no mostró mejor fútbol que los rojiblancos en la serie decisiva, pero resultó más contundente.

La octava estrella se enredó de nuevo en esa recurrente, y dictaminada hace rato, falta de gol que complicó varios partidos durante la temporada regular y que dificultó mucho más la misión de imponerse en la final.

No reforzaron el ataque

A pesar de todas las advertencias de la prensa y la afición en torno a la ausencia de un goleador y un delantero habilidoso para ampliar las alternativas de ataque, la directiva del Junior hizo caso omiso y el técnico Alexis Mendoza se conformó con el fichaje de Yorleys Mena, que resultó un fiasco como se sospechaba cuando se anunció. Su nivel de juego no le alcanzó ni siquiera para ser suplente.

Sin goles no hay paraíso

El aporte de anotaciones de la delantera de Junior fue demasiado escaso. Ovelar (5 tantos) y Toloza (2), que mostraron un bajo nivel a lo largo del semestre, casi siempre eran titulares porque no había mejores opciones. Escalante (2) y Vásquez (0), atacantes de la cantera, no supieron aprovechar la oportunidad. Los Mena –Yessy y Yorleys– nunca respondieron. Se dependía de un volante, Vladimir (13).

Las lesiones

Chunga, Noguera, ‘Pecoso’ Correa y Ramírez se la pasaron lesionados todo el semestre y redujeron aún más las alternativas para una nómina que ya estaba corta dado el bajo desempeño de varios de sus viejos y nuevos integrantes. Roberto Ovelar jugó con dengue el primer partido de la final y se perdió el último en Medellín por una lesión muscular. Jorge Arias también se lesionó en la serie decisiva.

Demasiada nobleza

Laterales sin desborde

La final no encontró a Juan Guillermo Domínguez e Iván Vélez en el mejor nivel de competencia. Los dos experimentados laterales concedieron ventajas defensivas y no respaldaron de la manera más acertada el ataque. Casi nunca llegaron al fondo a desbordar, encarar o proponer una pared. Insistieron en centros aéreos sin dirección y que no tenían a los mejores cabeceadores esperando.