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La dicha es doble. La emoción se multiplica. Junior, que disputará la final de la Liga Águila II con Medellín, hizo historia anoche al vencer 1-0 al Santa Fe y clasificar a su primera finalísima internacional, la Copa Sudamericana, donde se medirá al Atlético Paranaense de Brasil. ¡Los Tiburones van por la doble corona! Un hecho inédito para cualquier club colombiano hasta ahora.

Teófilo Gutiérrez, al minuto 22, con un gol que necesitó la bendición del VAR, hizo que todo el estadio estallara de alegría.

Poniendo alma, corazón y todo lo demás, los rojiblancos se impusieron a los Cardenales a pesar de jugar gran parte del segundo tiempo con solo nueve hombres por las expulsiones de Teófilo Gutiérrez y Gabriel Fuentes.

El comienzo del partido fue rústico. Santa Fe, como era de esperarse, salió a presionar a Junior con agresividad y ganas, pero con poca creatividad y fútbol.

Los primeros 20 minutos resultaron difíciles para el anfitrión. En ese lapsus no le vio la cara al guardameta forastero. Cayó en el juego áspero del visitante, que sacaba ventaja de su especialidad y aprovechaba las constantes faltas para levantar la pelota y tratar de complicar a José Luis Chunga, que se mostró titubeante en un par de riflazos de Diego Guastavino.

Sin embargo, la intensidad de los Cardenales para luchar la pelota fue amainando y jugadores claros como Cantillo, Sánchez, Jarlan, Teófilo y en general todos los rojiblancos comenzaron a aparecer con más continuidad en el toque.

Junior empezó a acercarse al área adversaria y después de un córner encontró el tanto que rompió el celofán.

Teófilo aprovechó una pelota venenosa de Jarlan y casi que en la raya empujó el esférico hasta las piolas. El asistente uno Hernán Maidana señaló fuera de lugar, el árbitro dejó en suspenso la acción y acudió al VAR para comprobar que en realidad el delantero barranquillero estaba correctamente habilitado.

La hinchada explotó de júbilo después de la revisión en el VAR con la misma emoción que lo hizo en el momento que Teo anotó.

Santa Fe quedó contra las cuerdas y Junior pudo darle el golpe de gracia a través de un penal que Arboleda le cometió a Teo. No obstante, Solís le atajó el cobro desde el punto blanco a James Sánchez.

La frustración del penalti fallado se multiplicó en los minutos finales de la etapa inicial con la tarjeta roja que recibió Teófilo Gutiérrez por una supuesta agresión contra Arboleda que en la repetición no se apreció diáfanamente. De nada sirvieron los reclamos y las solicitudes para que se analizara la jugada en el VAR, el central argentino Patricio Loustau se mantuvo en su decisión de expulsar al atacante.

De todas formas, Junior se fue al descanso con la ventaja de 1-0 (3-0 en el global).

En el segundo periodo, ya con un hombre menos, los dirigidos Julio Comesaña salieron más precavidos y le dieron la iniciativa a Santa Fe, que no hallaba la manera de penetrar a los rojiblancos a pesar de la ventaja numérica de futbolistas.

Ni siquiera cuando Junior quedó con nueve hombres por otra expulsión, la de Fuentes, esa sí más aceptable y clara, por una jugada tonta que le significó una segunda amonestación.

Comesaña se vio en la necesidad de meter a David Murillo en lugar de Jarlan Barrera para rearmar su defensa.

Con los nueve hombres que estaban en la cancha y el impulso de una encendida afición (que jugó el partido con todo), Junior se puso el overol y comenzó a defender con perrenque e inteligencia su victoria y esta histórica clasificación a su primera final internacional.

Santa Fe impotente, Junior bien parado. Nada qué hacer. Con el transcurrir del juego, tal vez compensando, el árbitro Loustau expulsó a Arley Rodríguez y Guastavino. Así quedó prácticamente sentenciada la serie.

Todos, absolutamente todos los jugadores de Junior, se portaron como unos guerreros que hicieron realidad el sueño de dos finales al mismo tiempo metiéndole alma y corazón.