Violentos enfrentamientos y desórdenes se presentaron entre grupos de hinchas de Junior en la tribuna sur del estadio Metropolitano segundos previos al comienzo del juego contra Bucaramanga, en la quinta fecha de los cuadrangulares semifinales de la Liga.
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Los desórdenes provocaron la huida de las personas que no tenían nada que ver en la disputa e invadieron la cancha para protegerse de los vándalos.
Poco antes de que el árbitro Andrés Rojas diera inicio al compromiso, fanáticos del ‘Tiburón’ comenzaron a enfrentarse en la gradería de sur, donde se ubican los integrantes de la barra Frente Rojiblanco, que hace unos años era la más grande del equipo, pero que se ha venido a menos por una lucha interna de poderes que la tiene dividida en distintos grupos.
Esas diferencias, según las primeras versiones que han surgido, provocaron la gresca, que empezó en la parte alta y después se trasladó a todas las zonas de esa gradería sur.
En la parte alta se ubica un grupo que no está de acuerdo con el manejo de los que se acomodan en el sector bajo.
Los hinchas rojiblancos que nada tenían que ver con esos choques, que parecen más de pandilleros y vándalos, que de verdaderos amantes del fútbol, se volaron hacia oriental.
Se vivieron escenas de pánico de los aficionados inocentes tratando de esquivar a la horda que se movía sin control por todo sur buscando a sus enemigos.
Un grupo antimotines ingresó a la gradería y trató de dividir a los revoltosos, pero el conflicto se trasladó para sur baja, donde los seguidores junioristas que no estaban metidos en el barullo, invadieron la cancha desesperados.
Apenas transcurría el minuto 10 del crucial partido que los ‘Tiburones’ y ‘Leopardos’ disputaban.
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Ya en la pista atlética, muchos aficionados se refugiaron en otras tribunas, mientras otros seguían en plan desorden, lo cual fue rechazado por el público de otras tribunas.
Algunos aprovecharon el momento y se sacaron fotos con los jugadores de Junior, que veían incrédulos todo lo que sucedía en medio de un partido que puede catapultar al club a una final.
Había desazón entre los integrantes del equipo. Didier Moreno pedía infructuosamente a algunos hinchas que se calmaran y abandonaran la cancha.
Bucaramanga, liderado por Rafael Dudamel, pidió a sus jugadores retirarse al camerino y el árbitro Andrés Rojas hizo lo propio. Segundos después, los jugadores locales imitaron a los visitantes poco a poco.
Durante la intervención de la Policía se escucharon lo que parecían ser dos bombas de estruendo para tratar de disipar los desórdenes que se presentaban en los pasillos y la rampa de la tribuna sur.
Los junioristas que no estaban en el lío se terminaron sentando en otras tribunas. Seguramente también muchos vándalos. A otros los sacaron del estadio. La tribuna sur quedó completamente despejada.
Cuando se calmó la situación, los equipos volvieron a la cancha y comenzaron de nuevo la puesta a punto.
Según reporte de la Policía Nacional, cuatro personas, entre ellos un miembro de la fuerza pública, resultaron “lesionados levemente y fueron atendidos de manera inmediata”. Doce personas fueron trasladadas a la Unidad de Servicios Especializados en Convivencia y Justicia (UCJ). “Se impusieron 14 medidas correctivas”, se informó en un boletín preliminar sobre los hechos.