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Era la esperanza rojiblanca. Cuando Teófilo Gutiérrez salió del enorme gusano inflable que protege a los jugadores en su camino de la cancha hacia los pasillos de los camerinos, los aficionados, los que se mantuvieron firmes en las tribunas, se ilusionaron. Algunos en silencio, medio incrédulos, haciendo puchero de inconformismo por el marcador en contra. Otros, con aplausos y gritos de aliento y optimismo. 

'¡Ahora sí se arregló esta vaina! ¡Vamos a empatar nojooda!', exclamó un fanático, mientras ‘Teo’, con el rostro adusto, se movía de un lado a otro, calentando y esperando la autorización del árbitro central Jhon Hinestroza para hacer oficial su ingreso en lugar de Sebastián Hernández. 

Parecía misión imposible la que le correspondía liderar a ‘Teo’. Junior perdía 3-0 ante un Deportes Tolima de contragolpe intimidante y mortífero que todo lo que pateaba al arco lo convertía en gol. Los rojiblancos no jugaban mal ofensivamente, pero no tenían la misma fortuna que su adversario a la hora de definir.

No estaba solo contra el mundo. ‘Teo’ encaró a Gamero y sus ‘soneros’ con el respaldo de un Jarlan Barrera inmenso, que pidió el balón insistentemente y nunca se escondió. Era una máquina de lanzar pases-gol. 

También contó con la velocidad y chispa de Luis Díaz, que hizo trizas a todos los marcadores que le pusieron por su costado. Así mismo con un Daniel Moreno modulado y acertado, con un Marlon Piedrahíta incansable, con un Rafael Pérez combativo, con un Gabriel Fuentes voluntarioso, en general con un equipo estructurado, con el claro deseo de hacer la gesta y voltear la historia del partido.

Aunque Gutiérrez había sido relegado a la banca porque no venía mostrando la real dimensión de su fútbol, situación evidente y admitida por él mismo ('Hay que reconocer que no he estado en mi nivel', dijo hace unos días), las esperanzas de salvar un punto o los tres ante Tolima recaían sobre él por su liderazgo, por su calidad, por su experiencia. Todas esas virtudes siempre invitan a no perder la fe en ‘Teo’ y a pensar en que se puede inspirar e ir al rescate del equipo. 

Además, ya había dado señales de mejoría en la serie ante Colón. El barranquillero fue un faro para Junior en los dos juegos de la Copa Sudamericana ante el ‘Sabalero’, en Barranquilla y en Santa Fe. En ambos ingresó para iluminar una ruta hacia el gol bastante ensombrecida. En territorio argentino, cuando más se necesitaba un instante de magia, apareció ‘Teo’, frotó la lámpara y metió un pase-gol que puso a Daniel Moreno a estampar su firma en la red contraria y a Junior en los cuartos de final del torneo continental por tercer año consecutivo.

Ante Tolima no fue inferior al desafío. Hizo lo que se espera y se le exige, echarse el equipo al hombro. De su mano, Junior fue más claro, más profundo y más certero. Dos dianas suyas contribuyeron a darle vuelta al marcador 4-3 y demostraron que al artillero ‘made in’ Chinita no se le ha mojado la pólvora.

'Eso genera confianza, el goleador vive del gol, jeje… algunos han dicho que ya no soy goleador, pero bueno, ahí está, hay que hablar en la cancha, demostrarlo, pero ante todo jugar para el equipo, esa es mi filosofía', declaró ‘Teo’ en zona mixta.

'Esto me genera confianza, ya me había generado el partido anterior con un buen pase a Daniel, le dije ante Tolima que íbamos a entrar con todo, con buena actitud, que los goles iban a llegar solos', agregó.

Dice Comesaña

'¿Qué le digo (a Teo)? Nada. Que va a entrar. ‘Teófilo, vas a entrar, va a salir fulano y vas a esta tarea’. De pronto si hubiera sido titular lo tendría que haber sacado. ‘Teo’, con su experiencia, ya sabe lo que tiene que hacer. Yo creo que él sabe lo que representa para los compañeros y los rivales, quiero creer que él sabe. Porque esto que hizo (ante Tolima), en 45 minutos, si él lo hiciera siempre estaríamos del otro lado del río. No tengo nada contra él, juega cuando creo que debe jugar'.