En Colombia son usuales los casos de neonatos que deben ser intervenidos quirúrgicamente por diferentes trastornos del sistema digestivo. A nivel mundial, la incidencia de anomalías digestivas en neonatos es de 1.200 por cada 100 mil nacidos vivos, con una supervivencia del 66 al 90%, y una elevada mortalidad en bebés prematuros de muy bajo peso.
Este tipo de cirugías reduce de forma significativa el intestino delgado, lo cual es consecuencia de la extirpación necesaria según la afectación que presente el bebé al nacer por diversas patologías.
Algunos de estos defectos pueden ser detectados en el feto aún dentro del útero materno a través de imágenes diagnósticas y otros estudios especializados. Otros sola se presentan y se observan después del nacimiento del bebé.
Según el Estudio Nacional sobre la Prevención de Defectos Congénitos realizado en los Estados Unidos, el consumo de alcohol y tabaco por parte de la madre tiene incidencia en el desarrollo de anomalías en el sistema digestivo del recién nacido. El control prenatal resulta cada vez de mayor importancia a la hora de disminuir los riesgos de patologías complejas que afectan a los bebés prematuros en todo el mundo.
El intestino residual tiende a adaptarse
Normalmente, el intestino delgado alcanza una longitud de hasta 250 cm al final de los nueve meses de gestación. Pero cuando la medida de este órgano es inferior a 100 cm como resultado de una cirugía de resección, se presenta el Síndrome de Intestino Corto (SIC). Se manifiesta con diarrea crónica, deshidratación, desnutrición, pérdida de peso, deficiencia de nutrientes y electrolitos, así como la pérdida de peso.
Todos estos síntomas deben ser evaluados y monitoreados permanentemente por un equipo multidisciplinario de profesionales, para facilitar la adaptación del intestino corto a su nuevo funcionamiento digestivo después de la operación.
El pronóstico de sobrevida del bebé con SIC después de la cirugía depende de la edad, la parte del intestino resecada, la preservación o no del colon y de la válvula ileocecal que regula el tránsito intestinal; y puede variar según la manipulación quirúrgica y con adecuado manejo nutricional y metabólico durante el primer año de vida.
De acuerdo con Marquesa García Sampayo, docente y enfermera jefe de la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatal del Hospital Universidad del Norte, el número de complicaciones nutricionales, metabólicas e infecciosas aumenta cuando quedan sólo 100 cm de intestino delgado o bien, cuando se ha resecado más del 80% del mismo.
'Sin embargo, un niño con hasta 40 cm de intestino delgado y válvula ileocecal tiene oportunidad de sobrevida. Si no se conservan la válvula ileocecal y el colon, las posibilidades de sobrevida disminuyen significativamente', explica García.
Luego del procedimiento quirúrgico al bebé, el equipo interdisciplinario de profesionales de la salud -conformado por cirujanos pediatras, nutricionistas, pediatras y enfermeras-, se enfoca en el soporte nutricional post operatorio del paciente que ha sufrido una reducción importante de su intestino y por lo tanto no absorbe adecuadamente agua, electrolitos y todos los nutrientes.
'La adaptación intestinal implica el incremento de la masa intestinal y puede prolongarse hasta dos años después del posoperatorio. Es importante en esta etapa la vigilancia de complicaciones nutricionales, metabólicas e infecciosas', señala la enfermera.
Para iniciar el proceso de adaptación del intestino residual, la alimentación del paciente es exclusivamente parenteral, es decir, por vía intravenosa. En la siguiente fase, a partir del segundo mes de la operación, la alimentación deberá ser mixta, con estimulación de alimentación por vía digestiva, hasta lograr la compensación funcional del intestino delgado y la autonomía digestiva.
Aproximadamente a los dos años posteriores a la cirugía, con seguimiento médico y el cuidado necesario en casa, el infante ya ha alcanzado la adaptación intestinal, con alimentación por vía digestiva y se debe seguir cuidando su estabilidad nutricional y metabólica. Es importante cuidar los accesos venosos, las heridas quirúrgicas y la piel del bebé, así como los hábitos alimenticios durante toda su vida.
Cuándo hacer cirugía pediátrica
Estas son las principales causas congénitas o antes del nacimiento por las cuales un neonato requiere de cirugía de resección de intestino.
Gastrosquisis: ocurre cuando los músculos de la pared abdominal del bebé no se forman correctamente al inicio del embarazo. Por el orificio que se produce sobresalen los intestinos y otros órganos. Debido a que los intestinos no están protegidos se pueden irritar, causando que se estrechen, se tuerzan o se inflamen. Se requiere cirugía para colocar los órganos abdominales dentro del cuerpo.
Onfalocele: es un defecto congénito de la pared abdominal, un orificio con relación directa a la zona del cordón umbilical, a través del cual sobresalen los intestinos y otros órganos del bebé. A diferencia de la gastrosquisis, estos órganos están recubiertos por una membrana translúcida que los protege. Los onfaloceles pequeños son reparados inmediatamente para evitar una infección o daños a los tejidos. Un onfalocele grande puede requerir una reducción gradual mediante la ampliación de la cavidad abdominal para acomodar el contenido intestinal.
Atrecia intestinal: es una malformación en la cual una parte de los intestinos del feto están dañados o no se formaron apropiadamente, impidiendo el paso normal de los líquidos o de los alimentos. Después de nacer, el infante muy pronto comienza a vomitar. Antes de la cirugía, el neonato debe ser estabilizado para descomprimir gases, detener los vómitos y recibir hidratación.
Dentro de las causas de cirugía que se presentan después del nacimiento del bebé, destacan estas tres:
Enterocolitis necrotizante: se presenta con mayor frecuencia entre los 4 y 10 primeros días de vida. Ocurre cuando el revestimiento de la pared intestinal muere y el tejido se desprende. Se desconoce la causa de este trastorno, pero se cree que la disminución del flujo sanguíneo hacia el intestino impide que éste produzca el moco que protege el tracto gastrointestinal. Afecta aproximadamente al 10% de los prematuros con peso inferior a 1.500 gr.
Vólvulo del intestino medio: el vólvulo es un giro del intestino sobre sí mismo y es una de las causas de la obstrucción intestinal. Se presenta con frecuencia en lactantes, con síntomas de dolor abdominal, nauseas, estreñimiento severo y sangre en las heces.
Trombosis venosa: la lesión isquémica del intestino delgado o grueso aparece cuando el flujo sanguíneo es insuficiente para cumplir con los requerimientos del intestino. La isquemia intestinal puede presentarse de forma aguda o crónica, y su origen puede ser arterial o venoso. Esta complicación puede derivar en un trasplante de intestino y tiene un alto nivel de mortalidad.