Un accidente cerebrovascular se produce cuando se corta el suministro de sangre a una parte del cerebro, una situación que pocos tienen en cuenta como elemento de riesgo.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) cada año mueren unas 5.7 millones de personas en el mundo por ACV.
El médico Boris Pabón Guerrero, neurocirujano, asegura que esta enfermedad es catastrófica y todos los tipos de accidente cerebrovascular son una emergencia, 'porque sin el oxígeno y los nutrientes de la sangre, la parte afectada del cerebro empieza a morir rápidamente desencadenando secuelas irreversibles, como el entumecimiento del cuerpo'.
En el país se presentan 45.000 casos de esta afección de acuerdo con cifras de la Asociación Colombiana de Neurología (ACN). La reacción oportuna ante un accidente cerebrovascular puede evitar la muerte o discapacidad permanente.
Dentro de los ACV, que son la segunda causa de muerte después de la enfermedad isquémica del corazón y la tercera causa de años de vida vividos con discapacidad en el mundo, se encuentran dos grupos: los que son isquémicos y los que son hemorrágicos. 'De los primeros hablamos cuando hay un trombo y una parte del cerebro se infarta o muere –estos representan el 80% de los casos–, el segundo es por sangrado', asegura la cardióloga clínica Erika Martínez.
Las causas de ambos, indica Martínez, pueden ser aneurismas, hipertensión arterial o arterioesclerosis. 'Lo más importante es que se presenta en la población hipertensa con antecedentes de enfermedad coronaria, diabetes, son los más propensos a sufrir este tipo de accidentes'.
Según la Asociación Colombiana de Neurología, el 38% de personas en riesgo de padecer un accidente cerebrovascular no conoce sus síntomas, además, datos de la OMS dicen que 1 de cada 6 personas entre los 40 y 60 años sufrirá un ACV.
Andrés Fonnegra Caballero, neurocirujano y neurointervencionista, asegura que 'se puede presentar en cualquier edad. Cuando se presenta en niños o personas jóvenes es por problemas vasculares o enfermedades congénitas. Los mayores de 50 años son los que más riesgo tienen'.
'No es solo en pacientes ancianos, personas jóvenes con obesidad o hipertensión arterial, también pueden presentarlo si no hay control', agrega Martínez.
Los expertos aseguran que el tabaquismo, colesterol alto, diabetes, alcoholismo, drogas psicoactivas, píldoras anticonceptivas, sedentarismo y malos hábitos alimenticios, como el consumo excesivo de grasas saturadas, aumentan el riesgo de sufrir un ACV.
Las recomendaciones de Fonnegra son buenos hábitos de vida, tener los factores de riesgo controlados en caso de ser diabético o hipertenso, y dejar a un lado el sedentarismo. 'Si se controlan, la probabilidad de un ACV se disminuye, pero también hay que decir que es una enfermedad difícilmente prevenible y cuando se presenta hay que actuar con rapidez'.
Después de un ACV el paciente queda con secuelas neurológicas, 'puede quedar sin capacidad de expresarse, sin hablar, postrados en cama, silla de ruedas. Algo que para el paciente y su entorno es catastrófico porque en muchas oportunidades deben dejar de trabajar y quedan dependientes, es por ello que se trata de un problema de salud pública', añade el especialista.
Martínez afirma que 'dentro de los isquémicos hay unos transitorios, ese por lo general se recupera rápidamente. Hay otros a mediano plazo que puede mejorar con terapia física. Depende qué tan grande sea el evento'.
Actualmente el tratamiento utilizado para la disolución de coágulos más común es la trombólisis, que consiste en dirigir medicamentos a dicha obstrucción a través de un catéter. Sin embargo, una alternativa novedosa y que apoyaría el tratamiento convencional es la trombectomía mecánica, es decir, la extracción del coágulo a través de un dispositivo médico.
Estudios médicos señalan que los pacientes que contaron con una extracción del trombo mediante esta técnica tienen menos probabilidad de discapacidad relacionada con el ACV y una mejor calidad de vida después de un año de la intervención.