Una nota de voz a sus familiares diciendo que estaba tranquila, acompañada de su mamá, fue lo último que hizo Danna, de 13 años, antes de ir a cirugía para librar su séptima batalla contra un ‘bandido’.
Un tumor que se ha resistido a desaparecer desde hace 10 años y que, ayer, –una vez más– fue eliminado de la cabeza de la pequeña.
De la habitación 312 de La Misericordia Clínica Internacional salió Danna Navarro de la mano de su mamá, Elvira Cabarcas. Un equipo de neurocirujanos y anestesiólogos la esperaban con ansías, era un día especial para todos.