Más de 8.000 personas murieron en dos años en Canadá por sobredosis de opiáceos, bajo la forma de medicamentos o como droga sintética, lo que demuestra que 'la crisis no está disminuyendo', alertaron ayer a las autoridades sanitarias.
'De enero a marzo de 2018, ha habido al menos 1.036 muertes aparentemente relacionadas con los opiáceos en Canadá, el 94% de las cuales fueron involuntarias (accidentales)'.
En total, 'más de 8.000 canadienses perdieron la vida entre enero de 2016 y marzo de 2018' tras consumir estos potentes analgésicos, dijo la Agencia de Salud Pública (PHAC) en un comunicado.
'En el oeste de Canadá, particularmente en Columbia Británica y Alberta, los efectos son aún más significativos', especificó.
A fines de agosto, la provincia de Columbia Británica demandó a más de 40 compañías farmacéuticas que fabrican o comercializan estos analgésicos, cuyo uso puede crear adicciones.
Esta crisis de los opiáceos se explica además por el tráfico de fentanilo, un fármaco sintético traficado desde Asia y considerado de 30 a 50 veces más potente que la heroína y de 50 a 100 veces más potente que la morfina.
Las sobredosis de fentanilo se han constatado en particular en usuarios de cocaína que posiblemente no sabían que su dosis había sido mezclada con este opioide, mucho más barato.
'En el pasado, las muertes por sobredosis tendían a ocurrir especialmente entre las personas que habían consumido drogas durante un período prolongado', señala PHAC.
Pero 'la crisis actual revela una gama más amplia de víctimas, desde personas que mueren la primera vez que toman drogas hasta personas que experimentan dolor crónico, pasando por personas que están más acostumbradas a consumir drogas', subrayaron las autoridades sanitarias.
Frente a la crisis, el gobierno canadiense destinó desde 2017 unos 84 millones de dólares canadienses para financiar nuevos proyectos de investigación sobre los opiáceos y fortalecer los servicios de emergencia, así como tratar de mantener a raya los decesos por sobredosis.
Varias provincias canadienses también han implementado un programa de distribución de dosis de Naloxona (también llamada Narcan), un antídoto en caso de sobredosis.