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Alguna vez ha sentido antojos de algo dulce? ¿Es usted de esas personas que necesita un postre o un chocolate después de la cena? Según expertos, esa apetencia por el azúcar es producto de una necesidad energética que tuvo origen en la prehistoria para la supervivencia humana y evolucionó instalándose en el sentido del gusto. 

Pero, ¿es el azúcar adictivo? Un estudio publicado en el British Journal of Sports Medicine, realizado por los investigadores James DiNicolantonio, James O’Keefe y William Wilson, sugiere que el consumo de azúcares añadidos genera una dependencia similar a la que producen drogas como la cocaína o el opio.

Estudio

 Los investigadores señalaron que quienes consumen azúcar en grandes cantidades tienen comportamientos propios de los adictos a las drogas como ingesta en exceso o atracones, ansiedad y tolerancia. El estudio cita que 'el azúcar produce efectos similares a consumir cocaína, alterando el estado anímico, posiblemente por su capacidad para activar el sistema de recompensas del cerebro y los centros de placer, llevando a una búsqueda de más azúcar'.

 Sin embargo, existe una amplia discusión en el campo médico debido a que otros investigadores señalan que no existen suficientes bases científicas para calificar de adicción y no de hábito el consumo de glucosa. 

Para Joaquín Armenta, médico endocrinólogo y presidente de la Federación Diabetológica Colombiana, no existe un consenso al respecto, ya que algunos investigadores defienden esta posición, mientras que otros la niegan tajantemente

'La apetencia por el sabor dulce es atávica en la especie humana, y se desarrolló como un mecanismo evolutivo de supervivencia. Lo que no está claro es si el azúcar genera una adictividad neuroquímica real o esta apetencia evolutiva por el dulce puede transformarse en adicción. Pero sí es innegable el impacto negativo que produce el alto consumo de azúcares refinados, generando patologías como obesidad, diabetes, hipertensión, incremento de triglicéridos y enfermedades cardiovasculares', explicó Armenta. 

El Servicio Nacional de Salud de Reino Unido recomienda que el consumo diario no exceda los 30 gramos de azúcar al día (una cucharada y media) mientras que la OMS sugiere que para crear hábitos saludables lo ideal es disminuir la cantidad a menos de 25 gramos. 

No obstante, los datos de la entidad demuestran que gran parte de la población consume en promedio el doble de la cantidad diaria recomendada. Desde 1975, la obesidad casi se ha triplicado en todo el mundo según la Organización Mundial de la Salud. En 2016, el 39% de las personas adultas de 18 o más años tenía sobrepeso, y el 13% eran obesas, de acuerdo con estadísticas de la organización. 

La médica internista Angélica Padilla manifiesta que 'la sobreingesta dietaria de azucares añadidos puede desencadenar enfermedades crónicas y agudas que repercuten' en la calidad de vida de los pacientes. 

'Las enfermedades cubren un amplio espectro que va desde la presencia de caries dental, sobrepeso y obesidad hasta el desarrollo de diabetes mellitus. Esta última con todas las consecuencias derivadas en la incidencia de hipertensión arterial y enfermedades cardiovasculares', especificó. 

El cerebro

 El neurólogo Juan Camilo Rodríguez, adscrito a la clínica Portoazul, explica que la glucosa es como la gasolina de las células, no solo las neuronales sino de todo el cuerpo humano.

'El cerebro fisiológicamente exige de la glucosa que le llega al cuerpo en determinado porcentaje así como hace el oxígeno. Es importante para funciones básicas celulares como el recambio celular y todo el funcionamiento bioquímico de la célula. Inclusive, cuando el cuerpo humano no la tiene realiza un proceso que se llama gluconeogénesis en el que el cerebro puede producir glucosa a partir de otros compuestos'. 

Algunos estudios demuestran que el consumo de azúcar favorece la segregación de la serotonina, 'hormona de la felicidad', mejorando notablemente el estado de ánimo. Sin embargo, otras investigaciones como un estudio de la University College de Londres concluyó que el consumo de azúcares añadidos podría ocasionar problemas como la depresión. 

'Hay estudios que señalan que la glucosa interviene en el estado de ánimo y puede llegar a ocasionar depresiones, pero a su vez otros indican lo contrario, que pacientes con altos niveles de azúcar tienen trastornos de ánimo o hiperactividad', manifestó Rodríguez. 

Adicción

 La dependencia del consumo de alimentos ricos en glucosa está en discusión. Rodríguez afirma que habría que analizar si los componentes adictivos son el azúcar o es el propio comportamiento adictivo del paciente. 

'Una cosa es el paciente que por el hábito del consumo de alcohol crea un comportamiento adictivo y otra es que el paciente tenga una predisposición natural a la adicción. Podría ser en el caso del azúcar'.