Checkpoints, bloqueo, linfocitos T y anticuerpos podrían ser fácilmente las palabras claves para entender el galardón del Nobel de Medicina atribuido este lunes a dos inmunólogos, el estadounidense James P. Allison y el japonés Tasuku Honjo.
Se trata de la inmunoterapia. Estos expertos descubrieron cómo provocar una respuesta del organismo contra el cáncer, neutralizando algunas moléculas que le impiden defenderse.
Hablamos de descubrimientos 'muy nuevos', como lo explica el doctor Homero San Juan, profesor investigador de la división de Ciencias de la Salud de la Universidad del Norte y PhD en Inmunología. Por lo cual aún están en procesos y no funcionan en todos los pacientes. Sin embargo, la industria farmacéutica está apuntando en esta dirección.
Los investigadores encontraron un grupo de moléculas que bloqueaban la acción del sistema inmunológico. Al intervenir en ellas, ya sea directamente o en los receptores, abrieron una nueva puerta en los tratamientos contra el cáncer, enfocándose en potenciar las defensas propias del cuerpo.
Iván Bustillo, oncólogo e internista explica que 'con este galardón sale a la luz una vez más el término de inmunoterapia para el cáncer. Estos fármacos ya han estado en el arsenal terapéutico del oncólogo por varios años'.
'La importancia de estos fármacos radica no solo en ser una nueva esperanza para muchos pacientes que no son candidatos para quimioterapia o que no encuentran los resultados deseados con ella, sino obtener resultados favorables con un excelente perfil de seguridad y mínimos efectos secundarios'.
El profesor Charles Swanton, de la asociación británica Cancer Research UK subraya que 'estos medicamentos transformaron las perspectivas de numerosos pacientes a quienes no les quedaba ninguna otra opción'.
De qué trata
Los galardonados de este año por el Instituto Karolinska de Estocolmo han establecido un principio completamente nuevo para la terapia contra el cáncer.
'La inmunoterapia abarca todo procedimiento que emplea moléculas o células que usa el sistema inmune en su operación normal, empleándose en la prevención o tratamiento de distintas enfermedades', dice el especialista San Juan.
A diferencia de la quimioterapia, proceso que busca atacar directamente las células tumorales, la inmunoterapia lo que hace es estimular las defensas naturales del organismo para combatir las células cancerosas. Para defenderse contra lo que es extraño en nuestro organismo, el cuerpo se apoya en unos glóbulos blancos llamados linfocitos T.
Pero estas células llevan en su superficie unas moléculas llamadas 'inhibidoras', que pueden frenar la eficacia de su acción si la persona sufre cáncer.
Consiste en neutralizar estas moléculas inhibidoras (dos de ellas llamadas CTLA-4 y PD-1), utilizando proteínas llamadas anticuerpos. El objetivo: levantar estos frenos y permitir a los linfocitos defender el organismo contra el cáncer.
La inmunoterapia 'es una revolución equivalente a la llegada de los antibióticos', afirma Eric Vivier, investigador y director científico de Innate Pharma, empresa de biotecnología francesa especializada en la investigación de este tratamiento.
En 1987 Pierre Goldstein y su equipo hallaron la CTLA-4, 'pero son los laureados del Nobel quienes desarrollaron los anticuerpos correspondientes', explica Vivier.
La aplicación de inmunoglobulinas es un tipo de inmunoterapia así como la aplicación de células del sistema inmune, sostiene San Juan. Esto va variando acorde a la condición del paciente
'En lo que respecta al premio Nobel, está circunscrito a liberar de un bloqueo que impone células cancerosas de la acción de los linfocitos T citotóxicos', agrega.
James P. Allison estudió una proteína que funciona como un freno en el sistema inmune, dice el informe de la academia. Se dio cuenta de la posibilidad de liberar el freno y así también liberar nuestras células inmunes para atacar los tumores. Se trabajó inicialmente en ratones para luego desarrollar este concepto en un nuevo enfoque para el tratamiento de pacientes.
A la par de Allison, Tasuku Honjo descubrió una proteína en las células inmune. Analizó y exploró su función para encontrar que también se trata de un freno, pero con un mecanismo de acción diferente. 'Las terapias basadas en su descubrimiento demostraron ser sorprendentemente efectivas en la lucha contra el cáncer', dice el informe.
Estos checkpoints, dice San Juan, son moléculas que pueden expresar la membrana de las células tumorales y son reconocidos por contrapartes en las células T. 'Es como si fuera una llave. Pero hay una contraparte en la membrana, el receptor del check point, que hace las veces de una cerradura', apunta San Juan. Es en ese punto donde los anticuerpos interfieren con la función de los checkpoints que se encuentran en las células tumorales y de los receptores que están en las células T.
'De esta manera las células tumorales ya no pueden bloquear a los linfocitos T citotóxicos, y en consecuencia serán destruidos. Entonces una parte de la inmunoterapia es el uso de anticuerpos contra los checkpoints, liberando del bloqueo a los linfocitos T permitiendo que estos destruyan a las células tumorales', agrega.
'Estos científicos identificaron estrategias para inhibir esos frenos al sistema inmune, lo que dio lugar al desarrollo de medicamentos que desde 2011 se usan en el tratamiento contra el cáncer', explica Jean Paul Vernot, biólogo, Ph. D. y profesor titular de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Colombia.
'Ellos no estaban buscando diseñar un mecanismo contra el cáncer, pero al entender cómo se regulaba la activación de los linfocitos llegaron al desarrollo de estos medicamentos', afirma Vernot, agregando que el mensaje adicional importante de la investigación de estos dos científicos 'es que la investigación básica a veces produce unos resultados que son mucho más efectivos que los efectos que van encaminados a diseñar terapias contra el cáncer'.
Bustillo añade que en Colombia estos medicamentos 'tienen múltiples aprobaciones para el tratamiento de cáncer de cabeza y cuello, pulmón, melanoma, vejiga, entre otros'.
Efectos adversos
Al igual que otras terapias contra el cáncer, manifiesta la academia, se observan efectos secundarios adversos, que pueden ser graves e incluso poner en peligro la vida. 'Son causados por una respuesta inmune hiperactiva que conduce a reacciones autoinmunes, pero por lo general son manejables. La intensa investigación se centra en dilucidar los mecanismos de acción, con el objetivo de mejorar las terapias y reducir los efectos secundarios'.
Más allá del cáncer, la inmunoterapia 'provocó una revolución en el hecho de plantearse la utilización del sistema inmunitario para combatir otras enfermedades', advierte el profesor Dan Davis, inmunólogo de la universidad de Manchester (Inglaterra).
'Creo que por ahora solo vemos la punta del iceberg y que hay otros muchos medicamentos en el horizonte', advierte.
El profesor Allison, uno de los laureados con el Nobel, dijo este lunes en Nueva York que la inmunoterapia no 'reemplazará el resto' (cirugía, radioterapia y fármacos). 'Formará parte de la terapia propuesta a casi todos los pacientes dentro de unos cinco años'.
'La comunidad oncológica está muy esperanzada en que estos fármacos solos o en combinación con otros agentes sean el futuro de la oncología en muchas áreas que antes no gozaban de buenas alternativas de tratamiento', finaliza Bustillo.