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Si el colegio no es privado la inclusión no es real', expresa un poco decepcionada Margarita Mercado, madre de un niño de 6 años diagnosticado con Trastorno del Espectro Autista (TEA).

Para esta mujer de 43 años, encontrar un colegio para un niño con TEA es casi que una odisea porque para colmo, según ella, 'la mayoría de colegios públicos muchas veces les cierra la puertas a sus niños'.

Actualmente tiene a su hijo estudiando en 2° de primaria en un colegio privado que considera está 'comprometido 100% con la inclusión', pero admite que la tarea de encontrar una institución como esta no es para nada sencilla.

De acuerdo con Mercado, el instituto donde estudia su hijo cuenta con la adaptación curricular establecida por el decreto 1421 del 29 de agosto de 2017 que tiene como finalidad ofrecer garantías para que los estudiantes con condiciones especiales, sin discriminación alguna, 'accedan a la oferta institucional existente y reciban los apoyos y ajustes razonables que se requieran para que su proceso educativo sea exitoso'.

'Son los ajustes razonables para que mi hijo desarrolle todo su potencial', indica esta madre, que además reconoce que los padres de familia de niños con TEA deben triplicar su compromiso con el proceso cognitivo del menor de edad, en especial durante la pandemia, puesto que deben enfrentarse a las clases virtuales.